lunes, 17 de agosto de 2009

ÜBERSCHALL

He conocido blogs extravagantes y el suyo. Y es que aparentemente no hay mayor interés más que el de la melancolía juvenil, el lirismo de la depresión y la periferia de lo oscuro. Pero hay alguien por quien se deja observar, y su perspectiva, distorsión del fetiche, nos habla de una mórbida disposición a ser violada (hay la disposición no mórbida, huelga decir).

Sus relaciones se traman consigo misma: mirad el espantoso parecido que guarda con quienes le rodean, esa poesía mística, autoflagelante, da cuenta de una belleza insólita que solo el talento estético de alguien como vos podría adquirir. Es una fachada el lema de que extraña a alguien; en realidad, no extraña más que a nadie, es decir, ama la ausencia y su caldo de cultivo: cuando se extraña alguien se tapiza la pared de sus fotografías, de sus ojos, su sonrisa, de su luz que es presencia. Pero no, solamente está vos repleta de soledad, rodeada de sí misma. Y su visión de las cosas, tan bella, me ha parecido el producto de un desaliño en vuestro genio: si que sos una naturaleza, todo un temperamento. Me la he pasado muy serio repasando vuestra sonrisa, avejentándome en la desaprobación que a mi mismo me prodigo. Vuestra juventud debe venir de afuera, del trazo milenario de un pueblo vejado, de una infamia oculta: humor serio, sólido, estoy seguro: permanecerá por largo tiempo, heredado, errante, diseminado.

¿Y como llamarle a esa amor por el cementerio? Veo que también su juventud es fachada. Dama, pareces ser toda una mujer…¿Quién lo diría? Tanta sabiduría en una jovencita del cual, mis furores no eran más que una pálida sombra, me hacen pensar en la juventud postmoderna, la extenuada por el éxito de sus padres, corona exangüe de una civilización decadente, es decir, victoriosa. Siempre dije que me hubiese gustado ser una púbera de catorce años eternamente: ¿existe persona más feliz, más vivaz, más fugazmente entregada a la naturaleza? Pensamiento misógino sin duda, que me llena de un imposible sexual, que me traslada al origen indiferenciado de la especie.

Me quedo con sus fotos más que con sus palabras, sus desencuadres preciosistas y sus nostalgias de atar. Me quedo con su luz pura: sin comentarios, con su manifestación de madona, con su sonido más allá del oído…

No hay comentarios:

Publicar un comentario