domingo, 2 de diciembre de 2012

ESKAYFOL o de cómo un villano se roba una peli







Cuando el Sky falla hay que caerle al Yoop


Nos llega la tercera entrega del Bond post-Brosmann, de mano del muy artístico Sam Mendes (y parte de su equipo: música: Thomas Newman, Fotografía: Roger Deakins), la vigésima tercera de toda la franquicia, en conmemoración del 50 aniversario de su aparición…y después de tanto pedo de producción pues la MGM se salvó en 2011 de su cierre por total bancarrota. Para los fans del ou ou seven, a toda madre, pa mi, pues solamente algo más que destrozar.

La sinopsis nos diría algo más o menos así: el muy hijo de la chingada de Raoul Silva (Javier Bardem, -el mejor villano Bond que he conocido hasta ahora desde Auric -Gert Frobe- en Goldfinger-) le da por cobrar venganza de su antigua jefa “M” (Judy Dench), armando un plan maquiavélico de miedo sútil y omnipotente que va desde destruir las instalaciones del MI-6 hasta dejarse capturar por el ojiazul-que-todas-las-chicas-guapas-quieren,  para finalmente (ni pedos los que no la han visto se la pelaron) matar a una “M” ya lista pa la foto del retiro. En todo ese proceso Bond se hace al occiso reapareciendo luego desde las sombras para llevar a cabo la misión de recuperar una información confidencial que Silva había tranzado (que contenía la información secreta de todos los agentes encubiertos británicos, y de los cuales el muy malote quería echarse como represalia contra “M”). Etc.

(Oigan chicos, un acertijo: ¿cómo se llama el asta más larga de un barco y que con alguien como Bérénice Marlohe se vuelve más larga que mis narraciones sobre cómo seducir jovencitas en Chupis?)


La peli está chida, por varias razones: conjuga a la perfección los necesarios momentos de acción salta-butacas con los relieves propios del cine de autor (¡Por favor si es mr. Mendes!), o sea, el churrazo y la profundidad de la mente retorcida de Silva, quien casi está a la altura del güasónico Ledger. (Ya ven que se está poniendo de moda el fenómeno Nolan-Batman). A ver, ¿qué más, qué más? ¡Ah! sí: la rola de Adele está chida. Estuvo bueno lo de que el propio Silva fuese tirando por mano propia ventana por ventana las granadas. El rockanrrolcito por bocina del helicóptero que ataca la Chalete Skyfall (que nos remite a la célebre escena del “Apocalipsis Now” de Coppola en donde con todo y la Cabalgata de las Valkirias le cae todo el Napalm del mundo a una costa vietnamita). El discursaso de las ratas convertidas en caníbales; el gesto de arreglo de las mancuernas después de la destrucción de medio vagón en el tren. En fin, buenos momentos. Sin embargo…

Biutiful con todo y prótesis, aunque no te guste papacito.

Hay les va a manera de reflexión mis 7 piedritas en el zapato al momento de gustar de esta peli pre-table dance que me eché en Playa del Carmen:

1.- Hasta ahora Daniel Craig no se había tenido que esforzar mucho para denotar su calidad actoral. Digo hasta ahora porque de repente descubrimos que no es muy expresivo que se diga. Claro, si lo comparamos con el chingonazo de Bardem quien se llevó la película al grado tal de que como que nos molesta que se haya muerto. No sólo ese fue el problema, sino que la actuación de Judy Dench, debido al contenido del argumento, se pone en el foco de los reflectores, lo que hace que el agente 007 resulte de tercero incómodo entre el romance de venganza que hay entre “M” y Silva.

2.- Coño, no chinguen, de la noche a la mañana reaprendió a dar en el blanco el agente inglés.

Mendes y Dench checándo mi blogg y riéndose de mis pendejadas


3.- Vomité durante toda la película nada más por recordar la muerte de Sévérine (Bérénice Marlohe –mamacita me caso contigo-), que, más que innecesaria me resultó de repugnancia insoportable el que Bond no haya hecho ni el más mínimo gesto de pena por ella, sobre todo porque le prometió que la liberaría del muy hijoputa de Silva.

4.- La idea de regresar a la mansión Bond “Skyfall” era hacer un contrapunto simbólico entre el pasado noble de autosuperación moral del 007 y la desgracia de Silva, pero, extrañamente se desequilibra todo porque casi casi justificamos al villano, lo que termina por hacer que nos valga madres el carácter “emocional” del título de la película; de hecho ese fue el mérito de Bardem pues logró nuestra simpatía (¡Por Dios!, ¡qué escenaza la del retiro de la prótesis maxilofacial! Inolvidable.)

5.- Todo pintaba para que “Q” (Ben Whishaw), sea un cabronazo cojonudo hiper craquetero haquetero cibergenio, y pos na más que resultó en puro blof de nerd. Mala onda con ese bato que pudo ser más interesante y profundo.

¡No qué muy chingoncito!, a ver, a ver, hazme un millón de bots para que me den like a mi blogg.


6.-  ¿Es mi idea o como que a Ralph Fiennes le hicieron falta huevos? Digo, su persona trata de un militar retirado, vuelto burócrata,  pero aun así, de ser el próximo “M”, pues deberá de esforzarse más para llegarle a la Dench quien tenía más que le colgaran ¿que no?

7.- ¡No manchen que después de tramar un plan por años, escabroso y sinuoso, el desenlace consistiese en matar a “M” en la sala de un juzgado administrativo! Mí no entender.


El balance es bueno, se lleva su 7.4 bien ganado. No me gusta poner calificaciones porque eso es mamón, pero pos ahí tienen. No se la pierdan, está buena.

FIN

Hay les dejó el video-soundtrack-trailer, a cargo de Adele, pa los fans: