miércoles, 29 de octubre de 2014

BAJO LA PIEL (O de cómo hacer para que se nos encuere la china)









Quizás es prematura cualquier forma de elaboración discursiva acerca de la tercera película del director favorito de los Radiohead, Jonathan Glazer. Quizás también uno deba tomarse un tiempo. Nueve años, por ejemplo. Sería necesario observar el contexto, la época, los trabajos que han estado haciendo sus coetáneos, el grado de impacto que causará, la evolución de su director, etc.

Pero eso sería relativamente falso. El cine es una experiencia sensible que, al igual que las demás, pierde vida a la luz de la retrospectiva (o proyectiva) deshollinante. Y que conste que no lo decimos por la urgencia de ser justos con algo que ha sido tratado muy injustamente ¿eh? Precisamente una de las cosas horribles que le pasó a esta película fue el de la referencia excesiva, el de la contextualización irresponsable de cierto pre-análisis pendejo: decir que trataba de esto y de lo otro, que estaba “basada” en cierta novela y que salía determinada actriz en pelotas. Eso fue catastrófico.



Es una tentación casi irresistible platicar de la experiencia “under the skin” cuadro por cuadro, gesto por gesto. Pero nos conformaremos con enumerar los momentos de los que está compuesta la obra a fin de trazar paralelismos con otros elementos de sí misma que le dotan del estatus de sistema, es decir, de conjunto autorreferente, de creación capaz de autoregenerarse a sí misma. Recordemos que una de las cualidades de las grandes obras, contrario a lo que se cree, es el de ser un universo cerrado, prófugo a los procesos dialógicos. Esto, desde luego, no es una paradoja porque al estar aseverando que ningún artista puede entablar un diálogo con los beneficiados de su obra vía la obra misma, no estamos eliminando la existencia del beneficio que es en sí lo relevante del arte.



1. Exterior-interior óptico

Acoplar un elemento a otro en casi todo diferente, puede ser un proceso penoso de largo o traumático de abrupto. En ambos casos estamos ante la presencia de los mismos elementos pero en situación preposicional diferente. Así, dentro de una sola letra puede caber no sólo la palabra que le es prototípica (la “j” de judío, por ejemplo), sino todo el universo semántico que se deriva del término. Leer fue equivalente a venir a la luz y cambiarse de ropa a cambiar de piel. Examinar un insecto de similar aspecto al que lo examina, o desnudar al cuerpo que ya no es uno, sólo fue posible al contraste de la luz que agrupaba a las siluetas en un sólo conjunto, como signos dados en un plano.

2. Hombre-mujer espacial

La estética inicialmente fue disciplina de los medios sensibles del conocimiento, del fenómeno que se daba entre las manifestaciones físicas, corpóreas, espaciales y nuestra capacidad para poder apreciarlos. Contrario a Platón, la belleza surge de las condiciones espacio-temporales del mundo, y la contradicción es contraposición: una mujer que posibilita la belleza por medio de lo espacial, también debe tener el poder de volver denso ese espacio imposibilitando la continuidad del fenómeno. De estar ante la presencia, en la esencia, luego, pásese a formar parte de una ausencia absoluta: la que ha secuestrado el interior y dejado a la superficie en un papel que no le corresponde: el de ser toda la posibilidad de espacio. Pero es obvio que la piel no puede estirarse tanto.



Scarlett es la superficie que fue asumida por el todo. No su personaje sino ella en sí. La cosificación no es volver a algo cosa (todos somos cosas) sino el fenómeno en sí de tomar una totalidad por su parte, de confundir lo cuantitativo con lo cualitativo: la piel por el cuerpo, por ejemplo. El placer por la felicidad. Y esto es posible saberlo porque hemos visto que ella por debajo es otra cosa (aunque tengamos que desgarrarla). La película da fe de ello. (Aunque ¿qué se le puede hacer? na más de escuchar su voz en "Her" de Jonze, ya nos inquietamos).

Ser un alien en sí mismo, es: a) no ser uno mismo, estar penetrado de lo otro (la mirada lasciviosa del espectador), y b) estar recubierto de algo que uno no es.  

Ser un alien en otro es: a) ser devorado por aquello que queríamos penetrar y, b), ser espantados por algo que pretendíamos nos daría placer (¡Nada más de pensar en la náusea que les causó a esos pendejazos que fueron a ver la película únicamente por el desnudo de Scarlett, me río con regocijo de enano bobalicón!).



Lo que obra el estremecedor efecto (¡maravilloso!) de que el cuerpo de un hombre sea reventado como si de un globo se tratara, es lo que también posibilita que de ese cuerpo podamos deshacernos si no conforma nuestra verdadera naturaleza. Pero los hombres (machos), parecen haber fusionado su ser y su piel de tal forma que perder uno es perder el otro. A eso le llamaría la eucaristía del prepucio por el condón, o de la verga por la virilidad.

3. Yo – tú, política del esguince

Hay alguien que quiere algo que nosotros pensamos querer también. Formamos parte de un discurso perlocucionado, estratégico, instrumental, pragmático, hipócrita y culero. Ya sea jefe de sector motociclista o proxeneta madreador, sed de venganza, curiosidad científica o afán de lucro, pronto la “traición” es inevitable.

Cuando de repente se obra el afloramiento, uno ya está del otro lado del espejo y a las moscas atrapadas hay que dejarlas salir. Luego veremos como el jefe nos mira irnos desde la puerta del espejo, encabronado y desdeñoso.



4. No sabes con quién te metes

También he pensado que podría funcionar al revés: una mujer que es salvajemente violada se convierte en una sádica asesina de hombres hambrientos de sexo (aunque eso sea una tautología). De hecho, si me obligan a decirlo con calzón chino, la película trata de eso: la sexualización de la mujer (o de la sexualización de Scarlett). Pero decir esto es también bastante mamón.

En fin que siempre llega el amor a salvarnos. Sea como compasión o deslumbramiento, deliberado dejarse llevar o rebeldía metafísica, hemos de avanzar hacia el interior del continente después de quemadas las naves. Hemos de completar el círculo del subir y el bajar, del entrar y el salir.




Y, POR CIERTO, AQUÍ LES DEJO EL SOUNDTRACK A CARGO DE MICA "MICACHÚ" LEVÍ: