domingo, 2 de diciembre de 2012

ESKAYFOL o de cómo un villano se roba una peli







Cuando el Sky falla hay que caerle al Yoop


Nos llega la tercera entrega del Bond post-Brosmann, de mano del muy artístico Sam Mendes (y parte de su equipo: música: Thomas Newman, Fotografía: Roger Deakins), la vigésima tercera de toda la franquicia, en conmemoración del 50 aniversario de su aparición…y después de tanto pedo de producción pues la MGM se salvó en 2011 de su cierre por total bancarrota. Para los fans del ou ou seven, a toda madre, pa mi, pues solamente algo más que destrozar.

La sinopsis nos diría algo más o menos así: el muy hijo de la chingada de Raoul Silva (Javier Bardem, -el mejor villano Bond que he conocido hasta ahora desde Auric -Gert Frobe- en Goldfinger-) le da por cobrar venganza de su antigua jefa “M” (Judy Dench), armando un plan maquiavélico de miedo sútil y omnipotente que va desde destruir las instalaciones del MI-6 hasta dejarse capturar por el ojiazul-que-todas-las-chicas-guapas-quieren,  para finalmente (ni pedos los que no la han visto se la pelaron) matar a una “M” ya lista pa la foto del retiro. En todo ese proceso Bond se hace al occiso reapareciendo luego desde las sombras para llevar a cabo la misión de recuperar una información confidencial que Silva había tranzado (que contenía la información secreta de todos los agentes encubiertos británicos, y de los cuales el muy malote quería echarse como represalia contra “M”). Etc.

(Oigan chicos, un acertijo: ¿cómo se llama el asta más larga de un barco y que con alguien como Bérénice Marlohe se vuelve más larga que mis narraciones sobre cómo seducir jovencitas en Chupis?)


La peli está chida, por varias razones: conjuga a la perfección los necesarios momentos de acción salta-butacas con los relieves propios del cine de autor (¡Por favor si es mr. Mendes!), o sea, el churrazo y la profundidad de la mente retorcida de Silva, quien casi está a la altura del güasónico Ledger. (Ya ven que se está poniendo de moda el fenómeno Nolan-Batman). A ver, ¿qué más, qué más? ¡Ah! sí: la rola de Adele está chida. Estuvo bueno lo de que el propio Silva fuese tirando por mano propia ventana por ventana las granadas. El rockanrrolcito por bocina del helicóptero que ataca la Chalete Skyfall (que nos remite a la célebre escena del “Apocalipsis Now” de Coppola en donde con todo y la Cabalgata de las Valkirias le cae todo el Napalm del mundo a una costa vietnamita). El discursaso de las ratas convertidas en caníbales; el gesto de arreglo de las mancuernas después de la destrucción de medio vagón en el tren. En fin, buenos momentos. Sin embargo…

Biutiful con todo y prótesis, aunque no te guste papacito.

Hay les va a manera de reflexión mis 7 piedritas en el zapato al momento de gustar de esta peli pre-table dance que me eché en Playa del Carmen:

1.- Hasta ahora Daniel Craig no se había tenido que esforzar mucho para denotar su calidad actoral. Digo hasta ahora porque de repente descubrimos que no es muy expresivo que se diga. Claro, si lo comparamos con el chingonazo de Bardem quien se llevó la película al grado tal de que como que nos molesta que se haya muerto. No sólo ese fue el problema, sino que la actuación de Judy Dench, debido al contenido del argumento, se pone en el foco de los reflectores, lo que hace que el agente 007 resulte de tercero incómodo entre el romance de venganza que hay entre “M” y Silva.

2.- Coño, no chinguen, de la noche a la mañana reaprendió a dar en el blanco el agente inglés.

Mendes y Dench checándo mi blogg y riéndose de mis pendejadas


3.- Vomité durante toda la película nada más por recordar la muerte de Sévérine (Bérénice Marlohe –mamacita me caso contigo-), que, más que innecesaria me resultó de repugnancia insoportable el que Bond no haya hecho ni el más mínimo gesto de pena por ella, sobre todo porque le prometió que la liberaría del muy hijoputa de Silva.

4.- La idea de regresar a la mansión Bond “Skyfall” era hacer un contrapunto simbólico entre el pasado noble de autosuperación moral del 007 y la desgracia de Silva, pero, extrañamente se desequilibra todo porque casi casi justificamos al villano, lo que termina por hacer que nos valga madres el carácter “emocional” del título de la película; de hecho ese fue el mérito de Bardem pues logró nuestra simpatía (¡Por Dios!, ¡qué escenaza la del retiro de la prótesis maxilofacial! Inolvidable.)

5.- Todo pintaba para que “Q” (Ben Whishaw), sea un cabronazo cojonudo hiper craquetero haquetero cibergenio, y pos na más que resultó en puro blof de nerd. Mala onda con ese bato que pudo ser más interesante y profundo.

¡No qué muy chingoncito!, a ver, a ver, hazme un millón de bots para que me den like a mi blogg.


6.-  ¿Es mi idea o como que a Ralph Fiennes le hicieron falta huevos? Digo, su persona trata de un militar retirado, vuelto burócrata,  pero aun así, de ser el próximo “M”, pues deberá de esforzarse más para llegarle a la Dench quien tenía más que le colgaran ¿que no?

7.- ¡No manchen que después de tramar un plan por años, escabroso y sinuoso, el desenlace consistiese en matar a “M” en la sala de un juzgado administrativo! Mí no entender.


El balance es bueno, se lleva su 7.4 bien ganado. No me gusta poner calificaciones porque eso es mamón, pero pos ahí tienen. No se la pierdan, está buena.

FIN

Hay les dejó el video-soundtrack-trailer, a cargo de Adele, pa los fans:









viernes, 30 de noviembre de 2012

10 PELICULAS DE AMORES CREEPS PARA RECORDAR


En realidad no hay amores creeps,
sólo creeps que se enamoran; el amor, como el sexo,
nos vuelven los seres más normales sobre la tierra.



De ninguna manera estos especímenes pretenden ser los más o los más representativos. De hecho mi cultura cinematográfica es muy escasa por lo que me limitaré a recomendar únicamente lo que he visto (obviamente) acerca de amores no habituales. Muchas hacen falta, otras tantas olvidé, pero creo que con este material podrán tener una visión de lo que es un “romance” mucho más abierta y compleja del que suelen darnos los churrascos hollywodenses.

He tratado de seguir el orden que va desde la más normalita hasta la menos. Desde luego que, como diría Foucault, como mucho de aquello que llamamos locura no es más que un proceso cultural, resultarán más bien normales para algunos las películas rankeadas. Pues va que va:

1.- DOS EXTRAÑOS AMANTES (Annie Hall) Woody Allen, 1977.

Lo que impresiona de esta película es su nivel de cinismo (lo que la vuelve divertida a más no poder): le vale madres el convencionalismo de cómo se cuenta una historia de “amor” y va directo a las preguntas existenciales de porqué mierdas un hombre y una mujer tienen que estar juntos y etc. Para ello invierte todo en la forma de tratamiento del guión y las salidas extrañas para hacernos ver su “quid”. Diane Keaton (Annie) era apenas y la pareja sentimental de Allen cuando se hizo la cinta, por lo que se especula que gran parte de la historia tiene mucho de autobiográfica lo que la hace muy verosímil. Con el clarinetista neoyorquino todo es posible, incluso el ya muy famosísimo “¡ay, perdón!, se me olvidó que ese día me daban el premio Oscar…” Chequénsela, infaltable.




2.- EL SECRETO DE LA MONTAÑA (Brokeback Mountain) Ang Lee, 2005.
He aquí un ejemplo de que todo lo raro es un asunto relativo. Una relación gay en medio de un contexto cultural machista e histórico (se desarrolla en los años 60’ en Wyoming), no podría menos que resultar escandaloso aunque sepamos que eso no tiene nada de particular. El asunto es la pasión que despierta una situación así de adversa, cosa que resulta evidente entre estos romeos (¿o julietas?) Ennis del Mar (Heath Ledger) y Jack Twist (Jake Gyllenhaal) que después de enamorados hacen una superficial vida familiar heterosexual como si no pasara nada, viéndose de vez en cuando para regresar a la utopía que la misma sociedad les niega. Una película para recordar a pesar de su popularidad.




3.- LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR
Julio Médem, 1998.
Anna (Nawja Nimri) y Otto (Fele Martínez), personajes de palíndromo (una metáfora de un sol que se pone y vuelve a salir por el mismo sitio), se llegan a conocer a través de (una pelota) y sus dos padres quienes les otorgan la maravilla de vivir como hermanos aunque en realidad son dos chamaquetes ultraeróticos viviendo la vida loca bajo el mismo techo. Los caminos de ambos divergen en un viaje por el mundo hasta que de poco en poco se van acercando hasta converger en un momento y lugar únicos donde la muerte les tiene asignados la cumbre del amor. Una película de culto para todo aquél que alguna vez estuvo enamorado y recuerda a la adolescencia como el infinito lugar de esa entrega incomprensible, mezcla de tierra y éter, de distancia y de intimidad, de muerte y de vida.




4.- LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS
(La solitudine dei numeri primi)
Saverio Costanzo, 2010.

Tal pareciera que Mattia (Luca Marinelli) y Alice (Alba Rohrwacher) eran dos números primos gemelos (como el 11 y el 13, 17 y 19, que los separa un sólo número), que nacieron para nunca tocarse mutuamente a pesar de la simetría de sus vidas. Una, por una discapacidad, y él, por la muerte culpable de su menor hermana discapacitada, se verán arrastrados a la fatalidad de no poder perdonarse a sí mismos, incrédulos del merecimiento de su propia felicidad. Adaptación cinematográfica del best seller internacional "La soledad de los números primos", de Paolo Giordano, ha sido vituperada por muchos críticos (juzgada pendejamente desde la novela), dejándola en un inmerecido olvido. Sea quizás la versión más dura del amor que haya conocido y que recomiende para adictos al amor creep. La escenaza de la fiesta en donde la amiga objeto-del-deseo-de-todo-el-equipo- de-futbol-americano descubre su envidia hacia Alice, está de piel china.




5.- LUZ SILENCIOSA (Stellet Licht)
Carlos Reygadas, 2007.
Muchos han vituperado a Reygadas por pretencioso y ¿mexicano? Pero en lo que respecta a esta pelí, sin duda se ha tornado necesario para comprender sobre qué es lo que está pasando en México en estos momentos respecto al cine. Luz silenciosa narra la vida de un hombre “Johan” (Cornelio Wall) y dos mujeres “Marianne” (Maria Pankratz) y “Esther” (Miriam Toews) en una comunidad menonita de Chihuahua: una infidelidad extremizada dado el ambiente castrante de la religión y las costumbres propias del lugar, pronto se revela como el descubrimiento de lo inaccesible en lo cotidiano: aparentemente todo está en calma, pronto el fondo es oscuro y magnifico, pronto se pasa de la voluptuosidad a la muerte interior. Es una historia de amor extremo, difícil, y que lentamente se te mete en las venas para hacerte explotar y comprender la relevancia de la fidelidad y la devoción.




6.- CON ÁNIMO DE AMAR (In the Mood for Love)
Won Kar-Wai, 2000.
Si con Reygadas el adulterio nos catapulta para el dolor infinito (la muerte de la esposa cuando se percata de la infidelidad), los amigos y vecinos de departamento Chow (Tony Leung Chiu-Wai) y Su (Maggie Cheung Man-yuk), como medida catártica deciden, a pesar de coincidir en la posibilidad del adulterio, no ponerles el cuerno a sus esposos respectivos cuando se enteran que estos les están haciendo de chivo los tamales, nos llevan al antidrama: justo como señala la sinopsis popular del Esperando a Godot de Becket: “¿y qué pasa cuando no pasa nada?” Pero, sí medio pasa: la soledad compartida, la comprensión de lo intocable. Toda la película es una especie de inarmonía preestablecida, un desencuentro que nos corroe porque deseamos que en cualquier momento estos dos forniquen como locos…pero eso nunca pasa: eso es lo mejor que podía haber pasado entre dos almas tan finas y bellas. Inolvidable, chequénsela.



7.- SECRETOS DE UN MATRIMONIO
(Scener ur ett äktenskap)
Ingmar Bergman, 1973.
Y ya adentrados en los melodramas del anti-romance, chéquense este peliculón (que en realidad es una versión resumida de una serie de 6 capítulos) que los dejará viendo al chamuco sin calzones: el muy aparentemente feliz y zuecamente racional matrimonio conformado por la abogada (¡especialista en divorcios!)  Marianne (Liv Ullmann) y el psicólogo Johan (Erland Josephson) es, en realidad, un caos psicológico y emocional de miedo, es decir, un matrimonio como cualquier otro. No hay mayor definición de amor creep que aquél que se casa y convive como si eso fuera normal. Chequénse la escena en donde se agarran a madrazos, catarsis implacable de una convencionalidad-cultural-racionalista muy europea que termina por castrar la idea de que el amor lo es todo. Muy cruda y verdadera. Ay les va un pedacito de esta cosa siniestra del antiromance apache en versión españoleta:




8.- BLANCO (Trois couleurs: Blanc)
Krzysztof Kieslowski, 1994.
La segunda entrega de la mítica trilogía del realizador polaco   tiene por tema el blanco igualitario de la bandera francesa (la “fraternité” del lema de la Revolución), y qué mejor metáfora que la relación entre un hombre y una mujer: Karol Karol (Zbigniew Zamachowski) y Dominique (Julie Delpy) entre quienes se interpone la incomprensión de un idioma, de pedos sexuales, y de las diferencias culturales: él, demandado por ella por impotencia sexual, tiene que huir de Francia como vil indocumentado una vez que ésta lo acusa de algo injusto. La venganza es elevada pues Karol no solamente se vuelve millonario en su natal Polonia sino que finge una muerte en donde ella finalmente desnuda su arrepentimiento por la humillación hecha a su exesposo reconociéndose ambos en una escenaza (un gesto de amor de antonomasia para la historia del cine), el hecho de que siempre fueron iguales y que esa fue la base para un amor que se reencuentra después de tantas injusticias.




9.- SPEAKIN PARTS Atom Egoyan, 1989.

Esta coleccionista de películas VHS setenteras es fan de un extra (¡y además gigoló!), de alguien que apenas y si sale en una peli. Con tal premisa Egoyan construye un mundo muy de los suyos que nos deja invadidos de la temperatura propia del “¡¿Qué pedos?!” Cierta perplejidad inicial cuando uno se asoma a la entrada de la complejidad de ese otro ser a quien, supuestamente, amamos: llevada hasta el límite. Aquí, se descubre un universo basto, enramado, incomprensible: de lo que menos trata el amor es del amor mismo, se tiene algo con alguien, y lo único relevante es ese alguien, lo demás es pura forma sin contenido.




10.- LA CALLE (La Strada) Federico Fellini, 1954.

Pasarán siglos, se inventaran nuevas formas de contar historias, directores y actores de películas irán y vendrán… pero para siempre una película de amor permanecerá. Disfrutada por críticos y legos, chicos y grandes, generación tras generación, etc. (un poco más y van a pensar que soy maricón): la triste fábula del cirquerito borrachín culocaliente de pueblito Zampanó (Anthony Quinn), y su asistonta carita de alcachofa Gelsomina (Giulietta Masina). En un viaje mítico por pueblos y cantinas, con la inolvidable música de fondo del infaltable Nino Rota, de personajes de circo fantásticos, Fellini se consagra forever como el tratador de películas emocionalmente intratables por otros medios, contador de experiencias alienígenas de corazón de pollo y de la profundidad del alma humana cuando muere de amor y de arrepentimiento. Excelente, si no se le ha visto no se ha vivido. A ese nivel.





Bueno, esperando que haya sido de su agrado este churrazo de bloggeo, denme un like, un comentario o déjenme en el completo escupitajo indiferente. Si tienen una peli para recomendar, pues adelante, el lugar es suyo. Besos y besas amig@s, y lo que sean Peña, que se vayan a la verga.

FIN



jueves, 18 de octubre de 2012

EL ESPÍA AL QUE LE DIERON SPAM





El gran problema que tiene este churrisco es que tiene un antecedente fílmico muy bien hecho (BBC Tv. 1976). Los especialistas no dudaron en puñetalificarlo en base a esas tintosas apreciaciones propias de los fanáticos de John Le Carré (escritor de la trilogía “Karla” de la que se basa la peli: Tinker, Tailor, Soldier, Spy[1]; The Honorable Schoolboy y Smiley's People). La neta únicamente ví los primeros capítulos de la serie, y aunque dicen que fue la quinta esencia en rollos de este rollo, digo que a esta película solamente le hizo falta más tiempo para exponer aquellas virtudes que tuvo la serie. (Aunque de hecho a mi me parece que la capacidad sintética de la película es muy notable, hasta chance dio de meter la subtrama del romance entre Ricki Tarr e Irina).


Como a mí me vale chetos el que se juzgue a una peli en base a sus antecedentes (sean librescos o televisioneros), e incluso, en relación a otras películas sobre los mismos caracteres, historia, tema, personajes, etceteraetceteraetcteraetcetera…procederé a platicarles de ella desde el punto de vista de ella misma (Maestrazo Ayala Blanco dixit).

¿Express americano, inglés o de plano Decaf?


Pues resulta que el añejo quinta esencia representación de espíritu inglés, ex agente secreto del MI-6 (Servicio de Inteligencia Británico) George Smiley (Gary Oldman), le hacen el encarguito en plena guerra fría por el secre del Primer ministro inglés, Oliver Lacon (Simon Macburney), para seguir los pasos del extinto “Control” (William Hurt) después de que éste la cagara por  una misión fallida en Hungría en donde el espía Jim Prideux (Mark Strong), fuera muerto (aparentemente pues luego resulta que está vivo), ya que sospecha que el viejo “Control” tenía algo de razón pues parece que hay gato encerrado en el interior del mismo MI-6.


Ya coño, yo soy el malinches, ¿Ya nos podemos ir a nuestras respectivas casas a dormir?

De hecho, el viaje a Hungría por parte de Prideux fue para hacer contacto con un sujeto quien le iba a soplar quién era el traidor que le estaba pasando los top secrets de la agencia a los rusos.

“Control” sospechaba que podía ser el traidorcillo pérfido uno de los 5 (sino es que todos), dirigentes del consejo directivo de la agencia: Bill Haydon “Tailor” (“Sastre”: así les puso “Control” para identificarlos secretamente. –Collin Firth-), Roy Bland “Soldier” (“Soldado” –Ciarán Hinds-), Percy Alleline “Tinker” (“gitano” –Toby Jones-) Toby Esterhase “Poorman” (“Hombre pobre” –David Dencik-) y el mismo George Smiley “beggarman” (“Mendigo”).



Mi vida Svetlana

Así las cosas, todo se complica en medio de la infidelidad de la esposa de Smiley con Haydon, la amistad de éste con Prideux, el amorío de un “simple gatillero”  Ricki Tarr (Tom Hardy) con la espía rusa Irina (Inolvidable Svetlana Khodchenkova), la fugaz amistad con “Karla” por parte de Smiley, y un largo etcétera que dejaré para que adivine quien lea estas líneas.

“El espía que sabía demasiado”, aunque en realidad no sepa ni madres. Eso es lo bueno: que no sabe qué pedo. Puntillista, a lo Seurat, todo el guión, disperso, nos comunica un acertijo por descubrir. De ahí la necesidad de la falta de antecedente.   

Para terminar na más quisiera apuntar algo muy chingón del guión que me gustó: la fiesta de navidad de la agencia que es usado como evento-eje del resto del desarrollo de la trama. En ella confluyen todos los elementos que luego crecerán hasta disolverse en los bordes de la cinta. 







Aquí La Mer, cantada por Julio Iglesias:






[1] El título de la película, tiene por referencia al cántico infantil de origen inglés “Tinker, Tailor”: “Tinker, Tailor, Soldier, Sailor, Rich Man, Poor Man, Beggar Man, Thief.”

martes, 16 de octubre de 2012

MÁS TURBADOS QUE NUNCA O LA VERGONZOSA...ETC.


¡Ya pinche chamaco dejáte ay que te van a salir pelos en la mano!



El segundo largometraje del ya peliagudo escritor afroantillanolondinense, escultor, exjugador  de futbol, fotógrafo y director Steve MacQuen (no confundir con el del Gran Escape), nos llega (para variar) con su para-siempre-seremos-brothers-aunque-termine-haciendo-churros-y-tú-obras-de-arte, Michael Fassbender, (¡Uta! Ese wey ya es como el guajillo de todos los tacos: 300 de Zack Snider en 2006, Inglourious Basterds de Tarantino en 2009, Haywire de Soderberg en 2012, Prometeus de Ridley Scott también en 2012, sólo por citar algunos y ¡hasta una peli de don chingón Terrence Malick para el 2013 según afirman lenguas viperinas!). Sólo le hace falta filmar una peli con Hitchcok de no ser porque ya se murió. Todo ese curriculum fílmico (con todo y la vergüenza de haber trabajado con Spielbergh en Band of Brothers), no sería nada (nada de: vacío, vacuo, ausencia, superfluo, frívolo, irrelevante, etc.), sin su papel de Bobby Sands en la opera prima de MacQuen (no con fundir con el de Cars): Hunger.


Como buena película mexicana...Ten tu llegue.



Dejemos como harina de otro costal esa gran cosa que fue Hunger para centrarnos en la peliculita que me chingué hoy y que hasta me hizo entrar en terapia psiquiátrica al recapacitar que eso de jalársela con catálogos de lencería de Chedraui ya está muy mal. (Es broma).




Reseña: El jovenazo (tengo que decirle así puesto que tiene como mi edad), Brandon, vive en una soledad onanista en su departamento-espacio-vital-si-me-lo-invades-te-mato en la ciudad de Nueva York gozando de las mieles de ser Yupie, metódico y forever alone, y cogiéndose a cuanta morra pueda: putas, (perdón, sexoservidoras) con y sin cámaras web, una o con dos al mismo tiempo, compañeras de oficina, chicas fáciles en el bar, y hasta con la viuda Manuela de 5 hijos, etc., cuyo vacío existencial lo llevará al anticlímax antipornográfico antiheroico cuando su hermana Sissy (la muy princesita bonita Carey Mulligham), entre a su vida intempestivamente y le enseñe que el sexo tiene sus qués, porqués, dóndes, cuándos, cómos y con quienes. Desde luego no era la intención de la chica hacer esa terapia lacaniana, solamente quería huir de su drama amoroso no correspondido y de paso cortarse las venas y acostarse con el jefe de Brandon, David (James Badge Dale), ante la estupefacción de aquél quien no se decide si va a hacer a su hermana en tacos o en moronga.




No manches, nadie le ha dado un puto "like" a mi Blogger: me cortaré las venas.


Shame: pecadillo vergonzoso de anónima ciudad invasora. El espacio en blanco, la mirada vacía hasta el punto del hartazgo de Brandon. La mirada cómplice, la sonrisa coqueta, el escrutinio erótico, el scaneo pornográfico. La vergüenza. Sí: la Vergüenza: increíble la escenaza en donde la chica del subway (preciosísima Lucy Walters), inicia con la mirada luminosa de una belleza que nos admira, para luego pasar al movimiento de labios y la ligera sonrisa orgásmica y concluir en un sigiloso toqueteo entre las piernas. Y la sortija de bodas románticamente a lado de la de compromiso entre los dedos de esa rubiazasa que de repente, en un movimiento sutil descubre lo inapropiado del pequeño affaire de miradas.



¡Oyeme pero qué bien! Ser un stalker puede ser tan horny.



En Hunger la tópica era el límite del cuerpo en contacto con el espacio represor del poder. En Shame la onda es ver al cuerpo como la herramienta represora llevada hasta las últimas consecuencias del placer. Herramienta convertida en arma, de autodestrucción, el drama de Brandon es la paradoja de la fertilización infértil: Onán entregando su semilla a una tierra indiferente, una que no puede hacer brotar nueva vida de sí. Ahí era el tormento del cuerpo, aquí la voluptuosidad excesiva. Diría Guido Ceronetti que el silencio del cuerpo atrapa el alma en las zonas de mayor pestilencia: aquí el alma se esconde en la oscuridad de los deseos rotos, en los placeres carnales descarnados descarriados deslechados, tirados a la pendeja en un baño de citas gay.

MacQuen: vean, tienen que transmitir esa dulce relación comprensiva entre hermanos, leales, solidarios, tolerantes...o sea, pueden partirse la madre según la parte proporcional que les corresponda.


Atrapan los planos secuencia, la toma única exenta de todo montaje: temporalidad sostenida por el puro acontecimiento de la actuación de los personajes, sus gestos, sus caricias, sus momentos incómodos. Ya en Hunger, MacQuen expone la temporalidad como una suma de acontecimientos desarticulados de una sustancia o juicio: vemos el puro hecho, la pura presencia de un pedo psicológico desprovisto de explicación psicoanálitica puñetera. Inolvidable la secuencia de sola toma del maratón nocturno de Brandon intentando descargar su impotencia ante el acostón borrachero que tienen su jefe y su hermana. Atrapa el hermoso rostro de la Mulligham cantando un “New York, New York” cortavenas ingenuamente inverosímil de ser tocado en un café-bar in neoyorquino sin mayor talento que el de la frivolidad de tener meseras brasileñas (aquí tienen: http://www.film4.com/videos/article/shame-clip-new-york-new-york)

Atrapa la escena del hotel en la que la oficinista Marianne (Mi vida, Nicole Beharie), se ve frustrada porque el coñazo de Brandon no puede terminar el acto que (eso lo sospechamos todos), significaría para él un ligero contacto realmente humano a través del sexo.



Rescatable la superactuación del cabronazo Fassbender que de robot no tiene nada, ni de magnetófono. Y lo mejor son el cast de las chicas Fassbender: todos unos culazos, desde las prostis hasta la american blonde anónima (ni tanto, ahí tienen su nombre: Lucy Walters) del metro, que lo único que hacen es querer pasarnos al bando de los sátiros.




jueves, 20 de septiembre de 2012

COLOSIO: LA TAUROMAQUIA OFICIAL








Nota: Pensé, por la portada, que era la película de Gus Van Sant "Elefante", 
y me equivoqué, pues ya qué, tuve que verla. No es cierto, es broma. : (


El revolver Taurus 38 de Lomas Taurinas, el ruedo premeditado, la vaca sagrada, la tauromaquia oficial. El Zepillo que limpia la estocada del sistema. El in dubio pro reo de sí mismo (¿o del señor presidente?) La Fiscalía del más beneficiado. El derechazo, el almohadazo en el ruedo, la mortaja de arena.

Mira cabrón, no nos hagamos pendejos, mi carnalito quiere ser asesor de un presidente guapo, y pos la neta tú no la haces...


Ahí les va la sinópsis de esta corrida de toros de pueblo:

Al investigador encubierto Andrés (José María Yazpic), le hacen el encarguito sucio por  su antaño jefe “El licenciado” (Odiseo Bichir) -deslúcido facilón del sistema que siempre tiene que salir por la puerta de atrás-, para llevar a cabo una investigación “paralela no oficial” sobre la muerte de Colosio, encarguito que a su vez le hace un picudo -quién sabe quién- “el Doctor” (Daniel Giménez Cacho, brillantísimo quien se lleva la película entre las patas), ejecutor del gobierno en turno, intermediario de quién sabe quién. Según la misión “no existen límites”, pues pueden meter las narices hasta la cocina. Para así, finalmente, con la ayuda de su compadrazo chingonazo (a lo “El Complot Mongol” Bernal, 1969), poleciya pueblerino de Tijuana, Benítez (Dagoberto Gama, impecable), logran descubrir el engaño de los Aburtos (Harold Torres haciendo tres personajes: El loco, el narco, el polí: la misma pendejada complotera), la existencia de un mercenario masca chicles cual tortillera de la Merced, “El Seco” (Marco Pérez) que les come el mandado despachándose los cabos sueltos, para finalmente descubrir (¡Oh descubrimiento a lo Américo Vespucio!), que (como dijera mi padre), el más beneficiado siempre será el asesino.

La reina del Sur haciéndola de Aristegui.


Coproducida por México, Colombia, España y Francia, llega la historia del Magnicidio de Luis Donald Colosio (Enoc Leaño), candidato a la presidencia de la República de 1996. Con guion coescrito con Hugo Rodríguez y Miguel Neocochea, nuestro Carlos Bolado (Bajo California: El límite del Tiempo, 1998; Sólo Dios sabe, 2006) no se echa el ibídem y pone la carne al asador en secuencias rápidas que no da chance al espectador de preguntarse qué pedo. Desde el inicio de los créditos ya echa su ruido (aunque después sean pocas nueces), anticipándonos su despliegue de conjeturas verosímiles, sus suertes de capote y sus muletazos aunque autocomplacientes que nos dejan en las mismas (para eso se necesita de talento, dicho sea de paso), haciendo un contrapunto dramático a la investigación, con la pareja protagonista, quien anda en búsqueda de un hijo que no llega, símil de esa otra esperanza del México azotado por los cinismos del poder, la corrupción del mediocre y la infamia de las ambiciones pendejas. El desembarazo abortado de un discurso hecho a la mano de un candidato carismático que se la creyó, cuando se echan a la por fin embarazada radiolocutora, esa mujer, por un lado, encarnación de la voz popular parte Diana Laura (Ximena González Rubio), la por siempre esposa destruida por la insensibilidad del Leviatán del Estado, y por el otro, parte rebeldía de quienes buscan la verdad (Aristegui divinizada), Verónica (Kate del Castillo, llenando la cámara con su todavía adorable rostro de Reyna del Sur); todo un conglomerado de elementos dramáticos al servicio de apenas un sentido que se nos escapa.

Siguiendo al maestrazo, una pregunta que se debe hacer siempre que se vea una peli, para que no parezcamos seres irracionales, es: ¿cuál es el pinche mensaje de esta creatura que tomó años en hacerse, cara y trabajosa, y que ahora pasa ante mis ojos en escasos 90 minutos? El mensaje es, a lo Karamazov: Dimitri gritándoles a Aliosha e Iván: “Todos matamos a papá”. Todos matamos a Dios en la parábola dostoyevskiana. Aquí, el “Ellos mismos” son: el Partido, el sr. Presidente y su secretario, la cúpula del poder incluidos el narco, el neoliberalismo, y…el silencio de un pueblo que no entiende ni quiere entender, perplendejo (Ahí tienen la frase lapidaria del epilogo: “Hasta el momento no se conoce ningún reclamo para reabrir legalmente el caso”, no significa más que la trivialización de un crimen por ser llevado a la pantalla), ofensa-verdad del “la gente creerá lo que tenga que creerse” dicha por el “Doctor” (¿Director de la Campaña de Colosio?), para levantar el mito-héroe-mártir que tanta falta le hace a nuestra historia patria moderna. (Igualito que Schulenburg, ex Abad de la Basílica de Guadalupe diciendo que a la gente la aparición de la Virgen le interesa como fe y no como historia. Revista Ixtus N° 15, Invierno de 1995). Pero, eso no es del todo apegado a los hechos, sabemos (siguiendo con el símil de los Hermanos Karamazov), que aunque todos odiaban al viejo, había un resentido infinito: el bastardo, el despreciado, el anti-carisma, el vendido al sistema, el tecnócrata, el sepulturero del PRI (Proceso, 25 de noviembre de 2000).

Bolado pidiendo seis tacos de chicharrón pal break

Con fotografía de Andrés León Becker, a contrapunto: la una, la de la investigación en la capital, lucida y clara, objetiva y distante, a penas con las manos en los hechos. La otra, un sepia desértico de Lomas Taurinas, asolador y desolado, desazonador, dibujando la trampa mortal que era ese hervidero de animales desérticos de rapiña, denunciados por el casquillo inoportuno, las cámaras documentales, el número de un celular de block oficial enigmático, lo indiciario que incrimina el vacío del rastro del gatillero. Con diseño de producción muy chingón de Sandra Cabriada y diseño de vestuario de Gilda Navarro (nos gusta el casetito de la grabadora, las imágenes analógicas de las cámaras de seguridad, y el controlito del Nintendo noventero, la ropita de bazar de Verónica), la película está, en el plano técnico, muy bien hecha, aunque en cuanto contenido, eso de que sea a lo Oliver Stone, pues sí: se queda sin acusación, sin crítica, apenas dibujada la mierda que nos gobierna.

Bueno, prefiero (aunque me corten las pelotas), ir a una corrida de toros como esta, a ir al cine a ver algún churrasco insoportable.


jueves, 23 de agosto de 2012

6 DE MACISA Y UNA TORTA DE TAMAL A LOS JUEGOS DEL HAMBRE


 
 
 
Cuando le preguntaron a Suzanne Collins, la escritora del Best Seller Juegos del hambre, si conocía The Battle Royale de Koushon Takamy, se mostró sorprendida al enterarse que guardaba grandes similitudes su novela juvenil con la obra del escritor japonés. Pero, la neta, la obra de Takamy está más chingona, chequéense el dato.

Éste a su vez, tomaba elementos del Mito griego de Teseo y el Minotauro y de las pelis del tipo El señor de las moscas (Hook, 1990), que busca exponer la naturaleza humana en situaciones límite de supervivencia y de las post-apocalípticas (llamadas muy pomposamente “distópicas”) a lo Mad Max (Miller, 1979), Mundo acuático (Reynolds, 1995), Somos guerreros (Tamahori, 1994 –perdón, no es comparación sólo referencia) en donde escasea de todo menos de la consabida culerada humana.

Tanto Battle Royale como los Juegos del hambre guardan gran similitud con el Big Brother Orweliano, pero, ¡o desilusión! Sin la profundidad necesaria que…bueno, ya me adelanté, vayamos paso a paso.

Ya que nos vamos a petatear...pos, la neta no quiero morir virgen así que...
 
Resulta que en un futuro no muy lejano, la joven cazadora (¡de animales en peligro de extinción en un mundo post-apocalíptico!), la eterna Mariana que nos robó el suspiro (y una ligera picazón entre las piernas) en Lejos de la tierra quemada (Arriaga, 2011) y esa heroína postmoderna Ree Dolly en Lazos de sangre (Granik, 2010), Katniss Everdeen (la muy oscareable Jennifer Lawrence), se ofrece como “tributo” voluntario a fin de salvar a su hermanita lloricona Primrose (Willow Shields) de la muerte segura en los juegos anuales del hambre que se celebra en la capital de Panem, país con una extraña mezcla de Estado totalitario-hiperbigbrotheriano-talkshowero-seudoromano, seudo-neoliberalista y seudo sesos, en donde sólo hay un triunfador que sale con vida.
Oigan chitos y si mejor nos echamos Crepus.culo, esta ya me aburrió.
 
Pues resulta que un hombre y una mujer deben ir por parte de los 12 distritos que componen el país (división que reciben según el producto que laboralmente ofrecen), siendo Katniss y Peeta Mellark (Josh Hutcherson), los escogidos por el minero sector 12. Por cierto, a este último no le ha importado trascender su amor silencioso, pendejamente reprimido, ante las cámaras del gran concurso nacionalmente televisado hacia Katniss (quien termina enamorada de él), con el fin de ganar simpatías del público y de los patrocinadores del programa-juego quienes lograrán sacarlos de apuros cuando estén en el campo de lucha exponiendo su dulce idilio romántico superviviente a un guion lineal de autopista al que hay que estar atentos porque si no te duermes. (Coño, en vez de decir en la entrevista ante Caesar Flickerman (Stanley Tucci) “no creo que después de esto ella pueda saber que la amo”, debió haber dicho el mocoso: “porque si yo gano, ella pierde”).

Muy intimista al principio (cero tomas de conjunto y panorámicas), nos introduce a un drama donde no hay comida, existe una explotación infrahumana, un estado de enajenación mental (como dirían los posestructuralistas una “sociedad de control”) y un Lenny Kravitz que parece que en cualquier momento le va a preguntar al director si lo está haciendo bien. Pues la cosa va degenerando, de lo que pudo ser una buena crítica a la estupidez de los medios de diversión actuales, a un drama amoroso capacitado para ganarse la simpatía de miles de enajenados. ¿El mensaje de esta dominguera? El amor sobrevive a pesar de la dictadura de los ideales pendejos, del control de los poderosos, de la utopía de la sociedad feliz (Aldous Huxley). Y hasta dije mucho.
La huérfana buscando a quién despacharse
 
Mejor léanse el libro y de paso la segunda parte “En llamas”, y la tercera y última de la trilogía “Sinsajo”, para que se eviten la pena de seguir viendo de más pan con lo mismo.

Pues bien, aquí van mis tacos y mi torta pa que se les quiten las ganas de jugar al hambre:

1.- ¡Por Dios que en un mundo sin comida lo último que habría serían verdes bosques y grandes porciones de tierra vírgenes!

2.- Un Estado nacional socialista como Panem (et circenses nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra…etc.), con tantos años ejerciendo el poder mass-media, tuviese por ciudadanos convencidos del honor y privilegio de morir en un juego épico como los del Hambre, así como sería una gran tradición que en todos los sectores (no importando lo pobres que sean, si no, pregúntenles a los jamaiquinos y cubanos), existiera un entrenamiento acabado para evitar el sacrificio de quienes no están aptos para el juego, poseyendo la forma del tributo voluntario. Nada más de ver esa inconsistencia se me aguó toda la película.

3.- Está de más la brutalidad político moral del presidente Snow (Donald Sutherland), particularmente porque contrasta con la novata actitud del director del show Seneca Crane (Wes Bentley), de quien nos preguntamos cómo rayos llegó a ser el mero picudo del programa si está evidentemente en pañales.
Oye...y si para aliviar mi instinto asesino por naturaleza me cantas esa la de esto no se acaba hasta que no se acaba y si no se acaba es porque no se acabó...
 

4.- En el afán porque los personajes nos resultaran cercanos, quedan anacrónicos. Piénsese por ejemplo en la actitud que asumirían los guerreros romanos o griegos a quienes pretenden emular estos guerreros del fin del mundo: pues nos vienen quedando enanos, demasiado blandos y civilizados, comparados con la brutalidad, la consciencia de sacrificio propiciatorio, la bizarra lucha contra una fatalidad, la pasión por la gloria bélica que debió de operar en las almas de guerreros sobrevivientes.

5.- Pesa demasiado el hecho de que la escritora de la novela haya participado en el guion: se afana en la trama dejando a lado el lenguaje cinematográfico que necesita ese mundo post-apocalíptico. Una fotografía demasiado diáfana, y un relato lineal, acusan la prisa por contar sin imágenes una historia que, aunque en sí es buena, empobrece los recursos fílmicos con los que se pudo haber contado. Esto es un claro ejemplo de que la literatura es la literatura y el cine es el cine y no deben ser confundidas las premisas de cada una de sus formas de expresión particular.

6.- Casi toda la película se apoya en las actuaciones del cabronazo, como siempre soberbio de Woody Harelson (el personaje es Haymitch Abernathy) y de, of cours, mi recién hada de los sueños Jennifer Lawrence, lo que deja a los demás como que bailando un tango en el vacío, cosa que le resta profundidad a sus personajes y al relieve general de la peli.
La neta, ¿si o no sobresale de entre la multitud esta werca?
 
7.- Y la torta de tamal… pues, ya la neta, el hecho de que a lo mejor ese día estaba muy cansado y como que me dio sueño. No logró atrapar mi atención na más que para el hecho de destrozarla en esta semblanza. Lo más rescatable de este churrazo, es, además de Harelson, chingonazo como siempre, pues es la mamacita de todos los sueños de a dos manos, Jennifer Lawrence…y diciendo esto me dispongo a ir a dormir. God Night y FIN.