miércoles, 12 de julio de 2017

LA DESOLACIÓN ETEREA




Todo sobre Lily Chou Chou





A Gigi

«Las cosas que aprecias, amigos, familia, amores, son las que más daño te hacen; vives con eso. Por eso tenemos el Éter, un lugar de paz eterna; eso es el Éter.
De: Les Paul.»


Mientras redacto esta entrada escucho el soundtrack de la película: https://www.youtube.com/watch?v=OXPZo6mKctw

1. Reload

A 16 años de ser filmada, su frescura y capacidad de interiorización nos resulta asombrosa: ¿puede existir filme japonés que con mayor brillo cautive por su mirada hipersensible según le corresponde con justeza al drama adolescente de crecer?  No hay nada que no nos resulte cercano, intimista y crudo: desde la pequeñez promiscua de las habitaciones de las clases bajas japonesas hasta la claustrofobia experimentada en espacios amplios de las zonas conurbadas de Tokio en los campos de arroz «ese verde estéril» (en un oximorón adolescente inconfesable) y otros paisajes más que posteriormente anotaremos.





Los contrapuntos son fantásticos: el musical de la complejidad romántica de Debussy y la música pop minimalista de la estrella japonesa ficticia Lily Chou Chou (a quien le presta atinada voz la cantante Salyu), la complejidad del ciberespacio multicultural y repleto de chicos asombrosos y la soledad devastadora de una adolescencia incomunicada (su lacónico rostro de Yuichi, casi mudo; su exuberante retórica como administrador de la página web); la explicación de la carrera musical de Lily cuando se decide separarse de su grupo («Philia») del que formaba parte justo en el momento en el que la antigua pandilla de Yuichi lo humilla y golpea; la pequeña casa de Yuichi que casi tiene el tamaño del cuarto de Hoshino; el viaje a las islas Okinawa y su densa selva marina filmada con una cámara de baja calidad, en contraste con las límpidas imágenes citadinas; desde luego la transformación de Hoshino de un nerd burgués a un desalmado jefe de pandilla y proxeneta sin escrúpulos, aunque esto cae más bien en las dialécticas propias del filme: el «arabesque» original de la canción de Lily, pasando por la rauda ejecución del tema homónimo de Debussy, la isla «Aragusuku» tema de una canción antigua entonada poco antes del momento de que Yuichi pasara a ahogarse, de mismo nombre que una de las islas que visitaron ese verano de 2001 «año que marca el inicio del apocalipsis» según Yuichi.



Pero ningún contrapunto tan peliagudo como la existente entre la apariencia ingenua y juvenil -a lo manga- de esos rostros y sus tribulaciones internas, grotescas, humillantes, crueles y absurdas. La risita cómico infantil ocultando sanguinarias intenciones, envidias oscuras y un afán de llevar todo a las últimas consecuencias.



2. Vía negativa

Todo sobre Lily Chou Chou no es un filme moral (aunque claro puede y debe dar a luz discusiones). No es un filme hedonista (aunque esté repleto de deliciosas imágenes de un millón de matices y un soundtrack excepcional). No es un filme antropológico ni psicológico, no hay sociología, no hay filosofía, su poesía es la necesaria y sus diálogos son prácticamente inexistentes. Su extraordinaria cámara inquieta y cierto desorden en el despliegue de los acontecimientos le dan un sabor de auténtica experiencia vital. Más cercano al documental o talk show, lo atractivo ni siquiera es la trama o el drama que exige ser liberado por el silencio de estos seres casi zombies que despiertan a la vida. Interesan sus esperanzas pueriles, sus personalidades románticas, su choque estrepitoso con una sociedad ciega, sorda, paralitica. Nos llama la atención acerca de cómo podrán continuar después de tanta mierda diferida.



3. Sinopsis


Yuichi Hasumi (Hayato Ichihara) es –presuntamente- «Philia» administrador del blogg del «Éter», un espacio en la web dedicado a reunir impresiones y comentarios sobre la cantante pop japonesa Lily Chou Chou, eje sobre el que giran los espíritus de una comunidad de jóvenes cada vez más atrapados en su densa psique encaracolada por el continuo choque con una sociedad que los repudia y recrimina.




Yuichi traba amistad con Shusuke Hoshino (Shugo Oshinari), un joven muchacho proveniente de otra escuela, de naturaleza introspectiva e inteligente, rico aunque roto por su separación de sus padres y una recién bancarrota de la familia a la que pertenece. Es él quien introduce a Yuichi en el mundo de Lily, de su música, su lenguaje, su mística. 


En compañía de otros muchachos, ambos amigos realizan un viaje a las islas Okinawa, en las cuales experimentarán una indecible felicidad y una ruptura: no sabemos qué se rompe en el interior de Hoshino, sólo sabemos que regresa diferente (Tal vez la muerte absurda del joven explorador que conocieron fortuitamente; el que casi haya muerto ahogado Yuichi). A partir de ese momento explotará sexualmente a la joven Shiori Tsuda (Yu Aoi), exigirá tributos monetarios y llegará a violar al objeto del interés afectuoso de Yuichi, Kanda Yoko Kuno (Ayumi Ito), por pedimento de otra chica del instituto, la envidiosa Sumika Kanzaki (Kazusa Matsuda), quien no tolera ni su belleza ni su inteligencia notable.





Resultando ya fuera de control la conducta del joven Hoshino (quien después nos enteramos que participa del blogg de «Philia» como «Blue Cat»), el grupo de jóvenes que integran la pandilla a instigación de Kanzaki, tramarán la muerte de Hoshino, terminando así la pesadilla viciosa de miedo y violencia que había sembrado.

4. Kokyu

Yuichi puede tomar de la estantería de cd’s, el disco de Lily sin pagar porque participa de un universo en el cual nada se vende ni nada se compra: el mundo etéreo de la libertad y la nada musical. Desde luego ni su maestra ni su madre (que lo cunde a ostias frente a aquélla y el profesor de educación física) pueden intuir el universo magnifico que se despliega en el interior del muchacho agobiado por las exigencias sociales y sus sentimientos cósmicos por los cuales se deriva conducta tan errática. Y no es una hipérbole: el adolescente, recién despertado a la consciencia, poseerá un instrumento de lucidez superior a cualquier otro, que le hará intuir el abismo absoluto que se abre frente a su persona, indefensa y vulnerable, finita y minusválida.



A lo largo del filme asistimos a una educación japonesa de primera nivel, con un énfasis impresionante en las artes y el deporte, pero aquejada de un problema de comunicación a profundidad. El método que sigue su director, Shunji Iwai (Hana y Alice, 2004; Carta de amor, 1995), es el uso de actores no profesionales, lo que le otorga al filme una atmosfera cuasi vacía, espesa y ausente, muy de acorde con el carácter espontaneo de las tomas y rodaje en cámara digital de alta definición.

Todo sobre Lily Chou Chou es una película totalizante, envolvente, que participa de múltiples ojos puestos en cada rincón de su propio mundo. Pasa con suprema facilidad del plano monodimensional del internet, al monologo/diálogo bloggero, así como se funde en una vacuidad en donde la renuncia al mundo es eficaz en lo musical, en la «sombra más intensa que proyecta una intensa luz».



Podría decir más al respecto de esta película que siento imprescindible. No sé si pueda servir de reflexión para fines de psicología adolescente o de interés para la pedagogía o algo. No lo sé. Lo que sí sé es que la experiencia a la que nos empuja es sublime. Su belleza y originalidad en la forma de desarrollo dramático, se funden como pocas veces he logrado ver en otras cintas. Se tiene la experiencia de la película, no hay nada que entenderle, no hay nada que decir de ella: se la vive y se le registra en el alma de manera definitiva.



P.D. Aquí puede verse on line la película, si queréis: http://www.cineasiaenlinea.com/all-about-lily-chou-chou-2001/

miércoles, 5 de julio de 2017

PREPARANDO LA GRAN FIESTA




Vogelsammlung (Colección de aves) Paul Klee




Sí, tú eres el porvenir, la gran aurora
que apunta de las llanuras de la eternidad.
Tú eres el canto del gallo tras la noche del tiempo,
tú eres rocío, madrugada, muchacha,
tú eres viajero, muerte, madre...

Tú eres la forma que incesante cambia,
que, solitaria, emerge del destino,
que no celebra ni se lamenta
porque nadie te ha descrito, bosque silvestre.

Tú eres el fondo fundamental de las cosas
que silencia la última palabra de su esencia
y que se muestra a los otros siempre distinta:
tierra al navío: navío para la costa.

Rainer M. Rilke

1.- Punto de inicio

Ver con claridad el inicio de una línea. Verla perecer en un punto definitivo.

Si pudiera hacer eso con mi vida, cada segundo cobraría un sentido único, adquiriría la fisonomía de un bloque, de una columna, de un elemento que va conformando una estructura más compleja y acabada.

De tanto que he leído sobre los irracionalismos, los pensamientos postmodernos sobre la volubilidad de la vida, su carácter de espontaneo, de fugacidad dispersa, de antisistema, que me he creído que en vano uno planea su propia existencia. Pero esto es un grave error. En realidad es nuestro deber planearla y realizarla. Y el primer momento siempre es el más difícil. ¿Cuál es el pensamiento-herramienta que podría darle sentido a cuanto se haga? ¿Cuál es el punto de partida?

Taenzerin, Paul Klee


El punto de partida es el no-suicidio; es decir, el haber adquirido una especie de compromiso con el vivir a pesar de todo. En realidad, desde un punto de vista severo, no se empieza a vivir sino a partir de este presupuesto, o mejor dicho, del establecimiento de este presupuesto: si ya se ha tomado una decisión, cada segundo que acontece va heredando la fuerza motriz del momento anterior y define el resto de la trama vital.

No es de mi interés plantearme sobre los temas de destino y vocación, libertad y elección, azar o causalidad, eso es demasiado para mí. Hubo un tiempo en el que, seducido por los temas con calidad de rompecabezas, disertaba con ufana soltura, con irresponsable sobriedad. En realidad eran momentos de ebriedad intelectual, de falta de comprensión de las urgencias que sólo el tiempo que se acorta sabe dar. La edad pesa y define la pertinencia de los grandes temas. De repente vislumbro que la metafísica es adolescente.

Me ha surgido la idea de que mi vida ha devenido como deviene una plática de café: sin más dirección que la del placer de conversar de lo que sea. Esta fugacidad, esta falta de llegar a algún lugar, es un mal propio de las culturas subdesarrolladas o, al extremo, del diletante. No es mi intención establecer posturas, solamente de elegir medios: empiezo a madurar el hecho de que dentro de poco estaré infeliz con mi vida que, tristemente, ya pasa.

Masken (máscaras) Paul Klee


Existe una sana melancolía en descubrir que todo perece, que la muerte todo lo devora y... etc., pero no puedo basar mis fuerzas para realizar la comprobación de nuestras verdades en tales dogmas paralíticos. Comprobar nuestra verdad es asumirnos: vale más haber gastado el talento y no guardarlo sopretexto de que nadie es más de lo que nace siendo. Desde un punto de vista estricto, ser inglés o alemán, norteamericano o francés, japonés o indio, debería de definir nuestra complexión cultural. Eso me parece erróneo. En mi lugar yacen una y mil formas de desdeñar estos impedimentos que han intentado destruirme el sueño de hacerme de una cultura aceptable, de la serenidad y el contentamiento con las obras de mis propias manos, de todo aquello que sólo la contemplación de la belleza saben dar.

Durante, aproximadamente 20 años, he vivido una vida prestada. Pasó como si hubiese entrado a una tienda en donde se vendía felicidad y la hubiese comprado a muy buen precio. La idea de una carrera universitaria es uno de los mejores ejemplos de vida comprada. La idea de tener una familia, es otra; desde mi perspectiva particular, quizás le gane a la anterior en su calidad de vacua. Todas ellas peores formas de encontrar una felicidad propia, única. Con esto quiero decir que la primacía de la vida no se consigue mediante tales “fines”. Evidentemente se trata de medios.

Este ensayo lo hago con la finalidad de reflexionar sobre lo que parece ser es el tema de mi vida y, de paso, el tema de la mayoría de las almas humanas: el de cómo recuperar la senda extraviada.

Vergesslicher engel (ángel olvidadizo) Paul Klee


2.- Vislumbrando el círculo perfecto

Quisiera matarme el día de mi cumpleaños después de haber efectuado todos y cada uno de mis sueños. Eso no está en discusión: he de morir por mano propia siempre y cuando cumpla con cada una de mis metas propuestas. Tanto para la vida como para la muerte debe mostrarse nuestra suprema voluntad. Como esto es casi imposible, doy por hecho de que el suicidio será la opción más alejada de mi mano. Sin embargo, invitándome a hacer un ensayo sobre ese día fatal, veo y comprendo que cada día cuenta de manera insustituible para la consecución de mis propósitos. Cierto día observen cada una de las horas que respiran y verán cómo sus vidas se dirigen hacia ninguna parte, que la “meta” está ahí a donde el maldito azar los arroje. Pero existe una forma de que todo ese caos de hechos y acciones cobren sentido: trazándose propósitos realistas, metas futuras a corto y largo plazo.

En mi caso ya he realizado dos movimientos maestros que corresponden a un buen inicio del proceso de realización, de retorno a la senda extraviada: he renunciado a un trabajo agobiante que en nada satisfacía a mi espíritu delicado e inconformista. El segundo gran paso fue renunciar al modelo de felicidad estándar social: la familia. Ahora estoy en la etapa más difícil, la más complicada y personal: descubrir cómo se acerca uno a sus sueños que, es lo mismo que decir, quién se es.

Tansztellung (posición de baile) Paul Klee


Sin duda el primer momento, el de la decisión también es difícil. Pero se tiene que hacer. Uno puede obligarse a tomar esa decisión deslizándose poco a poco a la fatalidad de la ruptura con aquella forma de vida que nos está sofocando las alas. Yo me auxilié de varias estratagemas. Creo que el que logra agrupar la esencia de todas ellas es el de forzarse a dejar las cosas, imponerse una celada, boicotearse la inercia de seguir a ningún lado. Ponerse “trampas”, darse un empujón. A pesar de que las secuelas de esa decisión pueden tardar varios años en cicatrizar, no es un luto eterno. Al caso es que busqué la forma de liberarme de esa “vida” que tarde o temprano me iba a matar de una forma externa a mi decisión.

Ahora bien, supongamos que queremos desembarazarnos de una afición que no tiene lugar en nuestros propósitos. Lo primero que se tiene que observar es el hecho de que lo “bueno” o “malo” de nuestros actos lo es en virtud del grado de necesidad que ocupan en nuestros planes. Hay acciones como emborracharse o drogarse que le son inocuas a ciertas actividades pero, por el contrario, le pueden resultar perniciosas a otras. Para poder ver el peso de esta asertividad, tenemos que tener la madurez suficiente para aceptar que por encima de todo está nuestra realización. Lo segundo está en la aplicación del boicot a tales hábitos perniciosos. Cortar con ciertas amistades o distanciarse de ellas puede ser un buen principio para lograr ese propósito. Lo otro, es renunciar a determinado trabajo, alejarse de algún lugar, decirle adiós a esa comunidad, hábito o forma de vida que nos está humillando las ganas de ser uno mismo.

El fantasma azul, Wols


3.- Conociéndose

El primer condicionante para el inicio de un camino propio es el de la soledad. Sin soledad no hay ni atisbo de futuro, no hay hallazgo de ese placer que sólo a nosotros se nos dio gozar. Me ha parecido que el lugar pertinente para esto es después de haber roto todos los lazos del pasado que nos ataba a su inercia. Antes, quizás de manera romántica se soñaba con que nuestra felicidad se iba a encontrar en tal o cual actividad, pero eran sólo hipótesis de realización, sueños embrionarios. Se tiene que escarbar lo más profundo posible en nosotros para poder completar el proceso que nos guie a eso que realmente queremos llegar a ser, y eso sólo puede surgir en un ambiente propicio, justo después que se ha abandonado todo aquello que siquiera nos recordaba la posición anterior de humillación y resignación.

De la misma forma en la que no se es uno haciendo el proceso de repudio del mundo que nos rodea, así, se revela el itinerario de nuestro desarrollo en el alejamiento de esa realidad que nos pretenden imponer los demás.

En mi opinión no se llega ahí, a la basta planicie de un reino propio, sino es mediando mucha misantropía, ofendiendo al prójimo, reprochándole a la humanidad entera su pendejismo y barbarie. Hasta el día de hoy no conozco a ningún espíritu elevado que haya visto que el mundo está bien y que no merece salvación. Desde luego, cosa muy distinta es pretender que va a salvarse, pero eso no nos corresponde a nosotros, lo que nos corresponde es realizarse a uno mismo con el afán de alejarse del estatus quo de la realidad. En eso me parece pertinente la idea de Nietzsche de que el hombre debe ser en todo momento un monstruo, un ser antinatural, que se escapa de los márgenes de una naturaleza que vive en la inercia de la medianía.

Intitulados, Wols


Toda acción humana ya establecida siempre tiene formas de hacerse de manera distinta. No existe ninguna fórmula para las cosas realmente importantes. El proceso de elaboración de una obra de arte, la forma en la que se seduce a una mujer, de cómo se educa a un hijo, de cómo se convive con el mundo, no existen como tales. No hay arte, seducción, educación, convivencia. Esas son palabras. Lo que hay son acciones concretas que llevan a la expresión artística, al amor, a la filiación, a la existencia, etc. Esto es así porque todos somos distintos. Qué cosa más triste cuando un hombre no puede abordar a una mujer porque es incapaz de ser honesto consigo mismo, dejar a un lado sus temores, abocarse a la contemplación de un ser que, de alguna u otra manera, lo complementa. Qué tristeza los artistas que tienen por modelos a otros artistas y no el impulso inicial de manifestar vida a través de sus visiones. Qué tristeza cuando les heredamos a nuestros hijos las taras de la tradición, de los dogmas obsoletos.

Pero toda la sociedad vive de esos miedos y le fascina seguir los métodos probados. Se hacen abstracciones que terminan mutilando la individualidad. De hecho, en los ejemplos, no sería descabellado renunciar al hecho del abordamiento y procurar otra cosa, o de empezar por recortar periódicos, etc.

Cada uno posee fortalezas y debilidades incompatibles con la naturaleza de otros seres humanos. Esto es una verdad fundamental. Sin embargo, de ahí la mayoría no concluye que existen formas distintas de llegar al objetivo general que es ser feliz. Para algunos la fama les traerá felicidad, eso es obvio. No estoy en contra de eso. Sin embargo difícilmente exista una felicidad tan estándar como esa. Hay el poder de dar muerte, de comprar lo que se quiera. Pero, por una y mil razones, eso termina por convertirse en nada pues deja inalterada la sustancia fundamental de nuestro ser. La prueba contundente del carácter valioso de las acciones se dan cuando redundan en beneficio para el alma, cuando ésta deja de poseer temores, es decir, se vuelve más libre.

Composición verde, Wols


¿Por qué se nos insta a instruirnos, a cultivarnos en el arte, en la ciencia y en las cosas espirituales? Porque nos dejan una riqueza sin medida que es la de no anhelar más que el acrecimiento de nuestra libertad, de fomento a una individualidad única e irrepetible. Por el contrario, quien se sumerge en los placeres termina en la servidumbre de la felicidad ajena. Lo que aquí sostengo es que no existe la felicidad universal. Nadie puede ser feliz con la fama, con la adquisición de bienes materiales, de viajes por el mundo, con el prestigio, a menos que se trate de un sólo individuo, y así con todo. Suponer que existe un gran premio único para todos es suponer que todos somos iguales. Pero eso es falso.

Así, no se pueden sacar conclusiones de cuál ha de ser nuestro camino a seguir, si no es sondeando nuestras profundidades, conociendo nuestros temores y debilidades, nuestras fortalezas, nuestro talento especial, aquello que nadie más que nosotros sabe cómo hacer, cómo lograr, cómo sacar del silencio y la oscuridad para traerlo al mundo de los hombres en donde brillará con una luz propia inimitable.

4.- Dios

Después de obsesivas elucubraciones místicas, y etc., de repente las cosas espirituales se me revelan de manera clara, casi insípida. El tema de Dios ha de resolverse del siguiente modo: creer en Dios es saber que nuestra vida tiene un sentido. No me parece pertinente mirar a ese término como una persona, como un ente existente (aunque eso sea un pleonasmo), o cosa similar. El plano lógico y el existencial no tocan la naturaleza de esa noción: Dios no posee existencia ni su concepto puede ser tratado como los demás conceptos o ideas. Cuando nos referimos a Él, cuando agradecemos o esperamos en Él cosa alguna, hacemos uso de un lenguaje particular. Nuestros actos devocionales, nuestros paroxismos mistéricos, la agonía de vivir y vislumbrar la muerte, se dibujan ahí donde se desdibujan las posibilidades de nuestro lenguaje racional. Es en esa frontera en donde el lenguaje religioso tiene su razón de ser: crea imágenes que nos ayudan a dar cuenta del mundo desde fuera del mundo. Dios es la seguridad apacible de que el mundo tiene un orden inalterable, de que nuestra vida se cerrará en un círculo perfecto y que tendremos la fuerza para que el último día de nuestras vidas recibamos de manera pacífica a la muerte.

El hombre aterrado, Wols


Si me apresuran a decirlo, lo diré: encontrarse a uno mismo es encontrarse con Dios. Saber, a grosso modo por lo menos, el destino de nuestros pensamientos y acciones, es ya tener resuelta la vida. Imaginaos estar enamorados: cuando se tiene a la novia en frente, la paz nos inunda por el simple hecho de que no existe ya nada que se nos pueda dar que nos haga más ricos; la seguridad de nuestra riqueza se halla cautiva en ese momento, en ese espacio, y si acaso por la mala fortuna ella desapareciera, nadie jamás podrá borrar de la historia ese momento.

No se llega a la felicidad sino teniendo un poco de esa felicidad que nos espera. Es como si desde la distancia viéramos como se alzan las cumbres de esa montaña que habremos de escalar. No sabemos si llegaremos a sus faldas, si subiremos por sus recovecos y finalmente conquistaremos su cima, pero, desde lejos podemos ver que ella está ahí, que es hermosa y que nos invita a la conquista. Ser realistas es saber disfrutar cada paso del proceso. Me imagino ya subiendo por las rocas, respirando ese aire frío a la vez que disfruto verla en la distancia, sabiendo, sin lugar a dudas, que está ahí y que no desaparecerá.

Así uno se desliza, así se filtran los sueños por las duras rocas. Así se inicia todo: con una mirada, con una sonrisa, con un saludo, con una pregunta, con el nervio a flor de piel, con la huida de los pensamientos que nos frenan, con la puesta en marcha de la admiración por las cosas bellas y por ver cómo estas nos corresponden, como si siempre nos hubiesen estado esperando.

Esto y más se me antoja llamarlo “Dios”.

Engel, noch tastend (Ángel, aún a tientas) Paul Klee


5.- Orden

La sempiterna máxima de que debe existir un lugar para cada cosa y que cada cosa debe ir en ese lugar: difícilmente se me ocurre mejor consejo para la vida. Son dos momentos distintos como puede observarse: el primero se refiere a establecer un criterio de orden, un ordinante. Una regla, un principio que hace que todos los elementos caóticos que componen nuestra vida se alineen a una dirección inequívoca y definitiva, no sujeta a cambios, una brújula necia y contumaz. Lo segundo es la aplicación de ese principio, es el acomodo final. Este paso es propiamente la ejecución de nuestros planes. El primero es una agenda, el segundo, una bitácora.

Es necesario no transigir nunca con las necesidades de los demás. Aquí repito lo ya dicho respecto a la búsqueda de uno mismo: el desdén es necesario en este punto, la no aceptación de los caminos ajenos, la imposición visible o subrepticia de las cosas que se consideran mejores para nosotros. Las alabanzas, las lisonjas, los paliativos permisivos, todas aquellas manifestaciones que los demás nos hacen acerca de lo que mejor piensan ellos que nos sale. Es claro que solamente uno sabe para qué es bueno. No importa lo que digan los demás. No se trata de eso, si se quiere algo, aunque nos salga mal, tendremos que redoblar esfuerzos hasta conseguir la calidad necesaria. Esto se hará con mayor eficacia si tenemos claro a dónde queremos llegar, es decir, si tenemos un orden, una escala de prioridades definidas.

Claro, se dejan espacios discrecionales, momentos de flexibilidad, juego en el caos. Pero esas son vacaciones. No aconsejo la obsesión. De todos modos no creo que alguien sea lo suficiente ingenuo para pensar que lo que hace es realmente imprescindible en el mundo. Nadie ni nada es necesario.

Figur am Abend (figura en la noche) Paul Klee


6.- Llegar

El tiempo se agota, las capacidades empiezan a debilitarse. Lo que antaño fueron sueños, hoy se hacen urgentes exigencias. En especial hablo de cierto tipo de sujeto, el que padece de la desesperación de nunca haber conocido la satisfacción en nada.

En general los hombres nacen con un itinerario bajo el brazo. Es hasta tal punto determinante su personalidad que ya sabemos si habrán de ser banqueros o filósofos, pintores o policías. La masa cumple con exigencias estándares producto de la inercia derivada de su carácter o de la imposición cultural, social, política, económica  y en ellas encuentran su gozo, su razón de ser. Hay otros, los que, siguiendo esa prescripción del destino, fueron genios, cumplieron el designio de una naturaleza desenfrenada hasta el punto de que nunca tuvieron dudas acerca de quiénes llegarían a ser.

No, aquí hablo de quienes se extraviaron, quienes nunca poseyeron seguridad alguna sobre su lugar en el mundo. Tan perplejos de que todos supieran que hacer con sus vidas, que tuvieron que fingir que sabían la razón de su existencia; para no hacer el ridículo quizás.

¿Cómo se retorna? Hubo un punto en nuestro pasado donde todo se quebró, se esterilizó. Necesario es ver dónde fue ello.

Se trata de una odisea personal el caminar hacia atrás ese camino. Existen terapias y métodos de desandar psicológicamente la trama vital que ha vertebrado nuestro presente. Pero recomiendo hacer una simple introspección honesta y asumir las consecuencias finales de esa revisión.

Arlequin auf der bruecken (Arlequín en el puente) Paul Klee


En mi caso puedo ver mi problema en mi formación universitaria. Mi espíritu está muy alejado de ese modelo de cultivo espiritual. Mi vocación quebrada, claro, era la de la academia de artes. Demasiado frágil para la creencia en la literatura, o demasiado influenciable respecto a ideas, mi alma nunca supo leer mi interés en las letras y la filosofía como una curiosidad superficial. No soy un escritor que pueda despertar emociones algunas, hacer ver nuevos paisajes, hacer vibrar a las almas. O al menos, no me ha interesado lo suficiente. Miles de páginas desperdiciadas, tiempo y dinero en un pasatiempo que no era más que distracción. Jugué a que esa era mi vocación perdida. Si se confrontaba mi licenciatura en derecho con la posibilidad de ser un escritor, halagaba más a mi alma ésta última capacidad. Y en cuanto a la filosofía, simplemente no tengo la capacidad de creer que no sigue siendo más que literatura refinada, animizada.

La música: o se es en ella de manera plena o, simplemente, no existe. Tratándose de la labor más elevada del alma, cualquier no creador y ejecutante virtuoso habría de ser tratado como un gran mercachifle. Tan grande es la música que en todo respecto a ella somos esnob. Increíble que algún día haya tenido la osadía de pensar en ser músico.

Lo que me queda es el espacio visual, la expresión pictórica. Tengo razones de peso para ello. En primera, fue mi movimiento inicial infantil. Y en segunda… no tengo segunda razón. Lo que sigue es una continuación del primer momento, indefinida, vaga, pero poderosísima. Cierto que comprendo la importancia de las artes gráficas, la vida del artista, los intereses que están inmersos en los problemas de la composición, la proporción, los ritmos, el cromatismo, etc. Cierto que la voluptuosidad de la belleza se me hace más palpable por ese medio, que el mundo de alguna manera puede reconstruirse por esa fuerza creativa, etc. Pero todo ello me parece impertinente, de más. No soy crítico de arte ni me interesa serlo.

Die heitere seite (El lado sereno) Paul Klee


Hace poco leí, de un historiador de arte, hablar sobre un ejemplo sencillo para ilustrar a sus lectores sobre el carácter profundamente inexplicable que hay en la composición estética. Señalaba que las acciones que están puestas en el simple hecho de acomodar unas flores en un florero, pueden ser increíblemente complejas. Una rosa azul acá, otra amarilla por allá –de tal forma que no se encuentren colindantes-, un poco de hierba al costado. De repente nos parece sobrecargado de un lado, luego, se hace necesario poner otra flor de este otro lado, y…etc.  Finalmente, se tiene un ramo de flores listo para ser disfrutado, dispuestos todos sus elementos en razón de una totalidad armónica, cada uno en un lugar acertado. Y me pregunto: Quienes tienen esa habilidad ¿son capaces de dar cuenta de lo que hicieron?

Hay un sentido profundamente misterioso tanto en el sentido del arte como en el hecho de que uno tienda hacia él.

Esto se me hace tan diáfano que no logro entender cómo no fui capaz de percatarme que así era con toda mi vida. Cada cosa me causaba malestar porque simplemente no estaba en su lugar acertado. Pero poco a poco le di cabida a la imperfección, me fui alejando de mi vocación de esteta. Pensándolo bien, esa es posiblemente la base de mi sentido de comprensión de la vida: la consecución de la belleza, un poco a la manera platónica.

Genien (Genios) Paul klee


Así, no tengo, hoy, justo ahora, la menor idea de que puedo encontrar a Dios en el ejercicio de la pintura, el dibujo, las expresiones visuales.

Quizás algo que refuerce esta pretensión artística está en el hecho de que tengo avanzado ya un buen tramo en ella. Mucho tiempo, muchos cuadros y dibujos, ejercicios de ejecución, búsqueda de mejores técnicas, corrección de errores, invención de medios. Sin embargo, al contemplar las obras ajenas, las de grandes pintores, en particular las del arte contemporáneo, descubro que no sé nada. Todo lo que antes había supuesto que era la expresión estética, se derrumba. Por ejemplo. Con Klee me pareció encontrar el non plus ultra de las armonías puras y del replanteamiento del sentido espiritual del arte. Pero luego, analizando a Wols, descubro que la vibración de una composición estética puede ser terriblemente dura, conmocional, abrupta, salvaje, totalmente alejada de la delicadeza del planteamiento kleeniano del arte. Por esto pongo en tela de juicio acerca del tramo avanzado. Esto, en realidad, me excita y me azuza, me provoca y me conmueve. Me inspira.

Podría continuar hablando sobre estos asuntos ad infinitum, ad nauseam. Pero la conclusión obvia salta a la vista: es claro que si no realizo mi inquietud pictórica, hasta convertirla en estremecimiento, no moriré más que como un perro.

7.- La fiesta

Primero: visualizar como es necesario cerrar, a la vieja manera japonesa del hombre moribundo que dibuja un círculo de tinta sobre un papel, la elipse perfecta de nuestras vidas. Ese círculo es en sí la fiesta. No que el cerrarla sea la festividad, sino que toda la ejecución, el recorrido que realiza la muñeca a codo alzado sobre el papel, es la explosión del momento. Pero eso se realiza con inteligencia o, simplemente, no se realiza.

Segundo: conocerse es conocer a Dios. No que uno sea Dios, sino que es ahí, en tanto que éste es el sentido de la existencia, donde brota la realidad toda de lo que realmente somos. Esto es el criterio máximo de permanencia en el mundo, lo que funda el no-suicidio y lo que le dota de orden al caos del mundo que pretende devorarnos.

Tercero: No se llega a donde se quiere llegar sino es ya saboreando los resultados. No se llega a ser feliz sino mediante una actitud feliz. De hecho, el triunfo de un hombre estriba en levantarse y caminar aunque nunca llegue a su destino. No seremos lo suficientemente insistentes sobre este punto: en el primer paso están presentes todos los demás, se está tan decidido que la posibilidad de una derrota es un total espejismo, algo que no existe pues todo cuanto ejecutamos es el rastro inverso del triunfo. La plenitud no se hace en entregas, en partes, en módulos.

Quien ha padecido déficit de atención os puede decir esto con plena experiencia. Esencialmente todo el problema consiste en que resulta de un esfuerzo sobrehumano terminar la primera fase de un procedimiento. Las personas normales saben que las cosas se hacen en la medida en la que se ve el proceso completo. No se detienen a valorar cómo van las cosas, si están o no saliendo bien, en cuánto es lo que falta, qué tanto ya se hizo. Eso es actuar con demora y eso es darse un tiempo que no se posee. Al grado tal nos detenemos sobre ese paso que nos es imposible seguir adelante. Puedo claramente ejemplificar esto cuando se trata de la ejecución de acciones que deben de ser espontaneas pues de lo contrario no saldrían como deben de salir. Hacer el amor, ejecutar una partitura, una coreografía, deben tener el rigor del automatismo.

El final provoca terminarlo, nos apresura consumar el acto. Y esto es esencialmente así pues hay siempre algo que le sigue. Observad cómo es estresante manejar un vehículo poniendo atención únicamente al campo de visión de los 20 metros próximos. No así se conduce. Se mira el conjunto que se tiene en frente, se puede, incluso, mirar el horizonte de nuestro camino, avanzar más allá, visualizar el vehículo que se encuentra delante de nosotros a un kilómetro de distancia para tomar las medidas precautorias. Así, el vehículo está en la carretera de manera total, del inicio al final del viaje.

Una fiesta empieza en los preparativos. Cuando se cocina el banquete se está bebiendo del vino, cuando se ponen los manteles y se elige la vajilla hay un baile que le presta sintonía a esos actos, la celebración se da en el acto mismo de querer efectuar la fiesta, desde su planeación. ¿Qué novios no disfrutan el sólo hecho de hacer una lista de invitados, de probarse los trajes, de escoger el pastel? Levantar las copas y brindar, degustar los platillos, regocijarse en la felicidad de los festejados no fuese posible sin antes preparar el camino, allanar todas esas cosas monótonas, aburridas, las capas de la no-celebración.

No celebrar es no entender que todo ello forma parte de un plan en el que se está o no se está. Una celebración inicia cuando nos percatamos que tenemos razones para festejar, cuando ejecutamos el primer trazo del círculo perfecto, es decir, cuando empezamos a vivir nuestras vidas con un propósito definido.

Jueves 15 de agosto de 2013, Tulum, Quintana Roo, México.



En el taller

*Las imágenes de Wols fueron tomadas de: http://www.ideelart.com/module/csblog/post/328-1-wols.html

Las imágenes de Paul Klee fueron tomadas de: https://www.reprodart.com/a/paul-klee.html