viernes, 30 de noviembre de 2012

10 PELICULAS DE AMORES CREEPS PARA RECORDAR


En realidad no hay amores creeps,
sólo creeps que se enamoran; el amor, como el sexo,
nos vuelven los seres más normales sobre la tierra.



De ninguna manera estos especímenes pretenden ser los más o los más representativos. De hecho mi cultura cinematográfica es muy escasa por lo que me limitaré a recomendar únicamente lo que he visto (obviamente) acerca de amores no habituales. Muchas hacen falta, otras tantas olvidé, pero creo que con este material podrán tener una visión de lo que es un “romance” mucho más abierta y compleja del que suelen darnos los churrascos hollywodenses.

He tratado de seguir el orden que va desde la más normalita hasta la menos. Desde luego que, como diría Foucault, como mucho de aquello que llamamos locura no es más que un proceso cultural, resultarán más bien normales para algunos las películas rankeadas. Pues va que va:

1.- DOS EXTRAÑOS AMANTES (Annie Hall) Woody Allen, 1977.

Lo que impresiona de esta película es su nivel de cinismo (lo que la vuelve divertida a más no poder): le vale madres el convencionalismo de cómo se cuenta una historia de “amor” y va directo a las preguntas existenciales de porqué mierdas un hombre y una mujer tienen que estar juntos y etc. Para ello invierte todo en la forma de tratamiento del guión y las salidas extrañas para hacernos ver su “quid”. Diane Keaton (Annie) era apenas y la pareja sentimental de Allen cuando se hizo la cinta, por lo que se especula que gran parte de la historia tiene mucho de autobiográfica lo que la hace muy verosímil. Con el clarinetista neoyorquino todo es posible, incluso el ya muy famosísimo “¡ay, perdón!, se me olvidó que ese día me daban el premio Oscar…” Chequénsela, infaltable.




2.- EL SECRETO DE LA MONTAÑA (Brokeback Mountain) Ang Lee, 2005.
He aquí un ejemplo de que todo lo raro es un asunto relativo. Una relación gay en medio de un contexto cultural machista e histórico (se desarrolla en los años 60’ en Wyoming), no podría menos que resultar escandaloso aunque sepamos que eso no tiene nada de particular. El asunto es la pasión que despierta una situación así de adversa, cosa que resulta evidente entre estos romeos (¿o julietas?) Ennis del Mar (Heath Ledger) y Jack Twist (Jake Gyllenhaal) que después de enamorados hacen una superficial vida familiar heterosexual como si no pasara nada, viéndose de vez en cuando para regresar a la utopía que la misma sociedad les niega. Una película para recordar a pesar de su popularidad.




3.- LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR
Julio Médem, 1998.
Anna (Nawja Nimri) y Otto (Fele Martínez), personajes de palíndromo (una metáfora de un sol que se pone y vuelve a salir por el mismo sitio), se llegan a conocer a través de (una pelota) y sus dos padres quienes les otorgan la maravilla de vivir como hermanos aunque en realidad son dos chamaquetes ultraeróticos viviendo la vida loca bajo el mismo techo. Los caminos de ambos divergen en un viaje por el mundo hasta que de poco en poco se van acercando hasta converger en un momento y lugar únicos donde la muerte les tiene asignados la cumbre del amor. Una película de culto para todo aquél que alguna vez estuvo enamorado y recuerda a la adolescencia como el infinito lugar de esa entrega incomprensible, mezcla de tierra y éter, de distancia y de intimidad, de muerte y de vida.




4.- LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS
(La solitudine dei numeri primi)
Saverio Costanzo, 2010.

Tal pareciera que Mattia (Luca Marinelli) y Alice (Alba Rohrwacher) eran dos números primos gemelos (como el 11 y el 13, 17 y 19, que los separa un sólo número), que nacieron para nunca tocarse mutuamente a pesar de la simetría de sus vidas. Una, por una discapacidad, y él, por la muerte culpable de su menor hermana discapacitada, se verán arrastrados a la fatalidad de no poder perdonarse a sí mismos, incrédulos del merecimiento de su propia felicidad. Adaptación cinematográfica del best seller internacional "La soledad de los números primos", de Paolo Giordano, ha sido vituperada por muchos críticos (juzgada pendejamente desde la novela), dejándola en un inmerecido olvido. Sea quizás la versión más dura del amor que haya conocido y que recomiende para adictos al amor creep. La escenaza de la fiesta en donde la amiga objeto-del-deseo-de-todo-el-equipo- de-futbol-americano descubre su envidia hacia Alice, está de piel china.




5.- LUZ SILENCIOSA (Stellet Licht)
Carlos Reygadas, 2007.
Muchos han vituperado a Reygadas por pretencioso y ¿mexicano? Pero en lo que respecta a esta pelí, sin duda se ha tornado necesario para comprender sobre qué es lo que está pasando en México en estos momentos respecto al cine. Luz silenciosa narra la vida de un hombre “Johan” (Cornelio Wall) y dos mujeres “Marianne” (Maria Pankratz) y “Esther” (Miriam Toews) en una comunidad menonita de Chihuahua: una infidelidad extremizada dado el ambiente castrante de la religión y las costumbres propias del lugar, pronto se revela como el descubrimiento de lo inaccesible en lo cotidiano: aparentemente todo está en calma, pronto el fondo es oscuro y magnifico, pronto se pasa de la voluptuosidad a la muerte interior. Es una historia de amor extremo, difícil, y que lentamente se te mete en las venas para hacerte explotar y comprender la relevancia de la fidelidad y la devoción.




6.- CON ÁNIMO DE AMAR (In the Mood for Love)
Won Kar-Wai, 2000.
Si con Reygadas el adulterio nos catapulta para el dolor infinito (la muerte de la esposa cuando se percata de la infidelidad), los amigos y vecinos de departamento Chow (Tony Leung Chiu-Wai) y Su (Maggie Cheung Man-yuk), como medida catártica deciden, a pesar de coincidir en la posibilidad del adulterio, no ponerles el cuerno a sus esposos respectivos cuando se enteran que estos les están haciendo de chivo los tamales, nos llevan al antidrama: justo como señala la sinopsis popular del Esperando a Godot de Becket: “¿y qué pasa cuando no pasa nada?” Pero, sí medio pasa: la soledad compartida, la comprensión de lo intocable. Toda la película es una especie de inarmonía preestablecida, un desencuentro que nos corroe porque deseamos que en cualquier momento estos dos forniquen como locos…pero eso nunca pasa: eso es lo mejor que podía haber pasado entre dos almas tan finas y bellas. Inolvidable, chequénsela.



7.- SECRETOS DE UN MATRIMONIO
(Scener ur ett äktenskap)
Ingmar Bergman, 1973.
Y ya adentrados en los melodramas del anti-romance, chéquense este peliculón (que en realidad es una versión resumida de una serie de 6 capítulos) que los dejará viendo al chamuco sin calzones: el muy aparentemente feliz y zuecamente racional matrimonio conformado por la abogada (¡especialista en divorcios!)  Marianne (Liv Ullmann) y el psicólogo Johan (Erland Josephson) es, en realidad, un caos psicológico y emocional de miedo, es decir, un matrimonio como cualquier otro. No hay mayor definición de amor creep que aquél que se casa y convive como si eso fuera normal. Chequénse la escena en donde se agarran a madrazos, catarsis implacable de una convencionalidad-cultural-racionalista muy europea que termina por castrar la idea de que el amor lo es todo. Muy cruda y verdadera. Ay les va un pedacito de esta cosa siniestra del antiromance apache en versión españoleta:




8.- BLANCO (Trois couleurs: Blanc)
Krzysztof Kieslowski, 1994.
La segunda entrega de la mítica trilogía del realizador polaco   tiene por tema el blanco igualitario de la bandera francesa (la “fraternité” del lema de la Revolución), y qué mejor metáfora que la relación entre un hombre y una mujer: Karol Karol (Zbigniew Zamachowski) y Dominique (Julie Delpy) entre quienes se interpone la incomprensión de un idioma, de pedos sexuales, y de las diferencias culturales: él, demandado por ella por impotencia sexual, tiene que huir de Francia como vil indocumentado una vez que ésta lo acusa de algo injusto. La venganza es elevada pues Karol no solamente se vuelve millonario en su natal Polonia sino que finge una muerte en donde ella finalmente desnuda su arrepentimiento por la humillación hecha a su exesposo reconociéndose ambos en una escenaza (un gesto de amor de antonomasia para la historia del cine), el hecho de que siempre fueron iguales y que esa fue la base para un amor que se reencuentra después de tantas injusticias.




9.- SPEAKIN PARTS Atom Egoyan, 1989.

Esta coleccionista de películas VHS setenteras es fan de un extra (¡y además gigoló!), de alguien que apenas y si sale en una peli. Con tal premisa Egoyan construye un mundo muy de los suyos que nos deja invadidos de la temperatura propia del “¡¿Qué pedos?!” Cierta perplejidad inicial cuando uno se asoma a la entrada de la complejidad de ese otro ser a quien, supuestamente, amamos: llevada hasta el límite. Aquí, se descubre un universo basto, enramado, incomprensible: de lo que menos trata el amor es del amor mismo, se tiene algo con alguien, y lo único relevante es ese alguien, lo demás es pura forma sin contenido.




10.- LA CALLE (La Strada) Federico Fellini, 1954.

Pasarán siglos, se inventaran nuevas formas de contar historias, directores y actores de películas irán y vendrán… pero para siempre una película de amor permanecerá. Disfrutada por críticos y legos, chicos y grandes, generación tras generación, etc. (un poco más y van a pensar que soy maricón): la triste fábula del cirquerito borrachín culocaliente de pueblito Zampanó (Anthony Quinn), y su asistonta carita de alcachofa Gelsomina (Giulietta Masina). En un viaje mítico por pueblos y cantinas, con la inolvidable música de fondo del infaltable Nino Rota, de personajes de circo fantásticos, Fellini se consagra forever como el tratador de películas emocionalmente intratables por otros medios, contador de experiencias alienígenas de corazón de pollo y de la profundidad del alma humana cuando muere de amor y de arrepentimiento. Excelente, si no se le ha visto no se ha vivido. A ese nivel.





Bueno, esperando que haya sido de su agrado este churrazo de bloggeo, denme un like, un comentario o déjenme en el completo escupitajo indiferente. Si tienen una peli para recomendar, pues adelante, el lugar es suyo. Besos y besas amig@s, y lo que sean Peña, que se vayan a la verga.

FIN