En
realidad no hay amores creeps,
sólo
creeps que se enamoran; el amor, como el sexo,
nos
vuelven los seres más normales sobre la tierra.
De ninguna manera estos
especímenes pretenden ser los más o los más representativos. De hecho mi
cultura cinematográfica es muy escasa por lo que me limitaré a recomendar
únicamente lo que he visto (obviamente) acerca de amores no habituales. Muchas
hacen falta, otras tantas olvidé, pero creo que con este material podrán tener
una visión de lo que es un “romance” mucho más abierta y compleja del que
suelen darnos los churrascos hollywodenses.
He tratado de seguir el
orden que va desde la más normalita hasta la menos. Desde luego que, como diría
Foucault, como mucho de aquello que llamamos locura no es más que un proceso
cultural, resultarán más bien normales para algunos las películas rankeadas.
Pues va que va:
1.- DOS
EXTRAÑOS AMANTES (Annie Hall) Woody Allen, 1977.
Lo que impresiona de esta película
es su nivel de cinismo (lo que la vuelve divertida a más no poder): le vale
madres el convencionalismo de cómo se cuenta una historia de “amor” y va
directo a las preguntas existenciales de porqué mierdas un hombre y una mujer
tienen que estar juntos y etc. Para ello invierte todo en la forma de
tratamiento del guión y las salidas extrañas para hacernos ver su “quid”. Diane
Keaton (Annie) era apenas y la pareja sentimental de Allen cuando se hizo la
cinta, por lo que se especula que gran parte de la historia tiene mucho de autobiográfica
lo que la hace muy verosímil. Con el clarinetista neoyorquino todo es posible,
incluso el ya muy famosísimo “¡ay, perdón!, se me olvidó que ese día me daban
el premio Oscar…” Chequénsela, infaltable.
2.- EL
SECRETO DE LA MONTAÑA (Brokeback Mountain) Ang Lee, 2005.
He aquí un ejemplo de que
todo lo raro es un asunto relativo. Una relación gay en medio de un contexto
cultural machista e histórico (se desarrolla en los años 60’ en Wyoming), no
podría menos que resultar escandaloso aunque sepamos que eso no tiene nada de
particular. El asunto es la pasión que despierta una situación así de adversa,
cosa que resulta evidente entre estos romeos (¿o julietas?) Ennis del Mar
(Heath Ledger) y Jack Twist (Jake Gyllenhaal) que después de enamorados hacen
una superficial vida familiar heterosexual como si no pasara nada, viéndose de
vez en cuando para regresar a la utopía que la misma sociedad les niega. Una
película para recordar a pesar de su popularidad.
3.- LOS
AMANTES DEL CÍRCULO POLAR
Julio
Médem, 1998.
Anna (Nawja Nimri) y Otto
(Fele Martínez), personajes de palíndromo (una metáfora de un sol que se pone y
vuelve a salir por el mismo sitio), se llegan a conocer a través de (una
pelota) y sus dos padres quienes les otorgan la maravilla de vivir como
hermanos aunque en realidad son dos chamaquetes ultraeróticos viviendo la vida
loca bajo el mismo techo. Los caminos de ambos divergen en un viaje por el
mundo hasta que de poco en poco se van acercando hasta converger en un momento
y lugar únicos donde la muerte les tiene asignados la cumbre del amor. Una
película de culto para todo aquél que alguna vez estuvo enamorado y recuerda a
la adolescencia como el infinito lugar de esa entrega incomprensible, mezcla de
tierra y éter, de distancia y de intimidad, de muerte y de vida.
4.-
LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS
(La
solitudine dei numeri primi)
Saverio
Costanzo, 2010.
Tal pareciera que Mattia (Luca
Marinelli) y Alice (Alba Rohrwacher) eran dos números primos gemelos (como el
11 y el 13, 17 y 19, que los separa un sólo número), que nacieron para nunca
tocarse mutuamente a pesar de la simetría de sus vidas. Una, por una
discapacidad, y él, por la muerte culpable de su menor hermana discapacitada,
se verán arrastrados a la fatalidad de no poder perdonarse a sí mismos,
incrédulos del merecimiento de su propia felicidad. Adaptación cinematográfica
del best seller internacional "La soledad de los números primos", de
Paolo Giordano, ha sido vituperada por muchos críticos (juzgada pendejamente
desde la novela), dejándola en un inmerecido olvido. Sea quizás la versión más
dura del amor que haya conocido y que recomiende para adictos al amor creep. La
escenaza de la fiesta en donde la amiga objeto-del-deseo-de-todo-el-equipo-
de-futbol-americano descubre su envidia hacia Alice, está de piel china.
5.- LUZ
SILENCIOSA (Stellet Licht)
Carlos
Reygadas, 2007.
Muchos han vituperado a
Reygadas por pretencioso y ¿mexicano? Pero en lo que respecta a esta pelí, sin
duda se ha tornado necesario para comprender sobre qué es lo que está pasando
en México en estos momentos respecto al cine. Luz silenciosa narra la vida de
un hombre “Johan” (Cornelio Wall) y dos mujeres “Marianne” (Maria
Pankratz) y “Esther” (Miriam Toews) en una comunidad menonita de Chihuahua: una
infidelidad extremizada dado el ambiente castrante de la religión y las
costumbres propias del lugar, pronto se revela como el descubrimiento de lo
inaccesible en lo cotidiano: aparentemente todo está en calma, pronto el fondo
es oscuro y magnifico, pronto se pasa de la voluptuosidad a la muerte interior.
Es una historia de amor extremo, difícil, y que lentamente se te mete en las
venas para hacerte explotar y comprender la relevancia de la fidelidad y la
devoción.
6.- CON ÁNIMO DE AMAR (In the Mood for Love)
Won
Kar-Wai, 2000.
Si con Reygadas el adulterio
nos catapulta para el dolor infinito (la muerte de la esposa cuando se percata
de la infidelidad), los amigos y vecinos de departamento Chow (Tony Leung
Chiu-Wai) y Su (Maggie Cheung Man-yuk), como medida catártica deciden, a pesar
de coincidir en la posibilidad del adulterio, no ponerles el cuerno a sus
esposos respectivos cuando se enteran que estos les están haciendo de chivo los
tamales, nos llevan al antidrama: justo como señala la sinopsis popular del Esperando a Godot de Becket: “¿y qué
pasa cuando no pasa nada?” Pero, sí medio
pasa: la soledad compartida, la comprensión de lo intocable. Toda la
película es una especie de inarmonía preestablecida, un desencuentro que nos
corroe porque deseamos que en cualquier momento estos dos forniquen como
locos…pero eso nunca pasa: eso es lo mejor que podía haber pasado entre dos
almas tan finas y bellas. Inolvidable, chequénsela.
7.-
SECRETOS DE UN MATRIMONIO
(Scener
ur ett äktenskap)
Ingmar
Bergman, 1973.
Y ya adentrados en los melodramas
del anti-romance, chéquense este peliculón (que en realidad es una versión
resumida de una serie de 6 capítulos) que los dejará viendo al chamuco sin calzones:
el muy aparentemente feliz y zuecamente racional matrimonio conformado por la
abogada (¡especialista en divorcios!) Marianne
(Liv Ullmann) y el psicólogo Johan (Erland Josephson) es, en realidad, un caos
psicológico y emocional de miedo, es decir, un matrimonio como cualquier otro. No
hay mayor definición de amor creep que aquél que se casa y convive como si eso
fuera normal. Chequénse la escena en donde se agarran a madrazos, catarsis
implacable de una convencionalidad-cultural-racionalista muy europea que
termina por castrar la idea de que el amor lo es todo. Muy cruda y verdadera. Ay les va un pedacito de esta cosa siniestra del antiromance apache en versión españoleta:
8.-
BLANCO (Trois couleurs: Blanc)
Krzysztof
Kieslowski, 1994.
La segunda entrega de la mítica
trilogía del realizador polaco tiene
por tema el blanco igualitario de la bandera francesa (la “fraternité” del lema
de la Revolución), y qué mejor metáfora que la relación entre un hombre y una
mujer: Karol Karol (Zbigniew Zamachowski) y Dominique (Julie Delpy) entre
quienes se interpone la incomprensión de un idioma, de pedos sexuales, y de las
diferencias culturales: él, demandado por ella por impotencia sexual, tiene que
huir de Francia como vil indocumentado una vez que ésta lo acusa de algo
injusto. La venganza es elevada pues Karol no solamente se vuelve millonario en
su natal Polonia sino que finge una muerte en donde ella finalmente desnuda su
arrepentimiento por la humillación hecha a su exesposo reconociéndose ambos en
una escenaza (un gesto de amor de antonomasia para la historia del cine), el
hecho de que siempre fueron iguales y que esa fue la base para un amor que se
reencuentra después de tantas injusticias.
9.- SPEAKIN
PARTS Atom Egoyan, 1989.
Esta coleccionista de
películas VHS setenteras es fan de un extra (¡y además gigoló!), de alguien que apenas y si sale en
una peli. Con tal premisa Egoyan construye un mundo muy de los suyos que nos
deja invadidos de la temperatura propia del “¡¿Qué pedos?!” Cierta perplejidad
inicial cuando uno se asoma a la entrada de la complejidad de ese otro ser a
quien, supuestamente, amamos: llevada hasta el límite. Aquí, se descubre un
universo basto, enramado, incomprensible: de lo que menos trata el amor es del
amor mismo, se tiene algo con alguien, y lo único relevante es ese alguien, lo
demás es pura forma sin contenido.
10.-
LA CALLE (La Strada) Federico Fellini, 1954.
Pasarán siglos, se
inventaran nuevas formas de contar historias, directores y actores de películas
irán y vendrán… pero para siempre una película de amor permanecerá. Disfrutada
por críticos y legos, chicos y grandes, generación tras generación, etc. (un
poco más y van a pensar que soy maricón): la triste fábula del cirquerito
borrachín culocaliente de pueblito Zampanó (Anthony Quinn), y su asistonta carita
de alcachofa Gelsomina (Giulietta Masina). En un viaje mítico por pueblos y
cantinas, con la inolvidable música de fondo del infaltable Nino Rota, de
personajes de circo fantásticos, Fellini se consagra forever como el tratador
de películas emocionalmente intratables por otros medios, contador de experiencias
alienígenas de corazón de pollo y de la profundidad del alma humana cuando
muere de amor y de arrepentimiento. Excelente, si no se le ha visto no se ha
vivido. A ese nivel.
Bueno, esperando que haya
sido de su agrado este churrazo de bloggeo, denme un like, un comentario o
déjenme en el completo escupitajo indiferente. Si tienen una peli para
recomendar, pues adelante, el lugar es suyo. Besos y besas amig@s, y lo que
sean Peña, que se vayan a la verga.
FIN