Estás en mis ojos, presa de luz y de insomnio, libre de mi
mano.
Me estorba el espacio, me enredo entre caminos, tropiezo con
los charcos,
y veo que te vas entre el follaje de las cosas mundanas.
Aprieto mi puño, resuelvo tu nombre, y te has ido como se va
una hormiga a su hormiguero.
Pinto árboles como te pinto,
los pinto pensando en tus senos, en tus piernas, en tus
caderas, en tu orquídea.
La hierba está mojada.
El pájaro canta y el cielo también: de su boca sale un
pájaro.
Las flores están solas, como tú estás sola, sola conmigo,
sola sin mí, sola sin ti.
Y te quedas quieta y sola.
Sola.
Sola como la palabra que te llama sola.
Sola como el océano, como Dios, como todo.
Porque los muchos están solos, yo, poco, estoy a tu lado
chupándote la soledad,
bebiendo tus horas vacantes de caricia.
Estoy sentado en la cama mirándote dormir, a plena luz del
día,
parece un sueño verte soñar, quizás me sueñes, quizás tan sólo
seas una golondrina
presa en la jaula de mi sueño.
Y he de dejarte ir…para que mores los sueños de otros ojos,
para que habites los párpados vacíos de alguna fiera
criatura.
Te llevarás mi soledad ¿no es cierto?, pero, ¿me dejarás la
tuya?
Al mar donde no se posa la compañía de los astros
He vertido el sueño en que fuimos.
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