miércoles, 21 de septiembre de 2011



9 de septiembre de 2011





Señoras y señores, buenos días por asistir de nueva cuenta al foro. Disculpen la tardanza, pero por causas mayores a mi incumbencia no me fue posible asistir con puntualidad a nuestra cita. Ruego me disculpen.





Para empezar quisiera recordar de manera veloz algunos de los tópicos que abordamos ayer. En primer lugar, para un inicio rápido se comparó al cristianismo con el budismo, llegando a las siguientes conclusiones:





1.- El budismo carece de revelación escrita. Esto hace que la doctrina sea autocrítica y siempre en continuo perfeccionamiento, además de excluir cualquier forma de ortodoxia y herejía.





2.-El budismo no considera dentro de sus apreciaciones a ninguna entidad semejante al Dios cristiano.





3.- El budismo no pregona el amor como método principal de plenitud en el mundo, sino a su contrario: al desapego.





4.- El budismo cambia radicalmente el punto de vista del principio de identidad y postula al principio del origen condicionado como la base de toda forma de apreciación de la realidad.





También explicamos, o tratamos de explicar, en qué consistía la noción básica del budismo, la del vacío, en donde pudimos concluir que se trata de un no-lugar, en ningún sitio en donde se tiene la experiencia de la iluminación, es decir, de acceso al Nirvana. Como tal, esta experiencia está vedada a los sentidos mismos, y, sobre todo a la consciencia. Quien accede al Nirvana no puede hablar de él, de la misma forma en la que el Buda nunca dijo palabra alguna sobre el asunto pues sabía que en nada ayudaba al progreso espiritual de sus seguidores.











Pues bien, hoy toca el tiempo al segundo de los conceptos que me han parecido relevantes para asimilar un poco más de lo que es esto del budismo.





2.- De la compasión (Karuna)





Uno de los conceptos más difíciles de comprender, y no porque no sepa en qué consiste, sino porque siento que rompe con el espíritu del budismo, es el de la compasión del Bodhisattva. Este, y así lo expondré para contrastarlo con el que considero es el correcto, es un tipo de compasión de tipo empático. Desde luego que no por eso entiendo compasión. El concepto parecen entenderlo los demás de muy otra forma y como casi exclusivo del monje que ha renunciado al Nirvana. Pues en realidad no veo cómo alguien pueda renunciar a algo y a la vez tenderle la mano a los no conocedores del camino a la iluminación. Recordemos que uno de los rasgos del Nirvana es que ha dejado su impronta en la serenidad y respuesta pacífica del iluminado.





¿Qué debe entenderse por el concepto del “Bodhisattva”? Nótese que dilucidar sobre esto es mero pretexto, lo utilizaré como modo de acercarnos a la noción de Compasión budista.





Pues, el Bodhisattva es, en primer lugar, un término que se aplica a un iniciado en las prácticas, conductas y actitudes budistas y que ha renunciado al Nirvana con el propósito de llevar el mensaje del Buda al resto de los demás hombres. Es un activista del budismo desde su aspecto religioso, y promotor de los principios de éste como forma de solución a los problemas del mundo actual. A mi juicio esto habría que analizarlo bien, pues de entrada no parece encajar en los principios del budismo.





La empatía es el instrumento mediante el cual el ser humano accede a la vida del otro comprendiéndolo como prójimo. ¿Qué es este concepto de “prójimo”? Pues mirar a los demás como a sí mismo…reconocer a otro como a igual, como perteneciente a la gran familia que es la raza humana. Esta noción es la básica para la estabilidad política y social dentro de una organización de hombres libres. Sin embargo no es de sustancia ética. La ética es la congruencia de nuestros valores con aquellas acciones que realizamos. Si media un sesgo, un poco de espacio entre uno y otro, pues entonces estamos ante una persona que se está comportando de manera no ética.


Pues resulta que en occidente la empatía es el non plus ultra de la actitud ética y cívica en los individuos. Sin embargo, permítaseme el error quizás, la compasión budista es casi una lástima por la condición de lo viviente, no una consideración “emocional” e “intelectual” hacia  los seres vivientes. Sí. Lo repito: es una lástima, un sentimiento de pena, de vergüenza, de piedad. ¿Habéis visto a un hombre a mitad del campo de batalla pedir por su vida? Absolutamente desprovisto de dignidad alguna, solloza y pide compasión. Se dice que la compasión está ligada a la capacidad empática de la persona. No es así. El concepto de empatía surge como explicación para explicar algo que de hecho ocurre: la fuerza de poder de uno contra la indefensión de otro. A mi parecer el concepto de compasión es un eufemismo, con el obvio sentido de ocultar la naturaleza del budismo de harto sentido personalista.





Ahora bien… (Luego regresaré sobre lo anterior)…ahora bien, esto lo digo porque tiene su razón de ser. Me parece que no tiene nada qué ver con el cristianismo, o muy poco. Esta razón, este motivo por el cual digo lo anterior, está relacionado con el concepto de desapego y, sobretodo, con el de dignidad. Muy poco se ve de esto una esencia ligada al alma misma de oriente. El buen nombre, el prestigio, el honor, la lealtad, estos valores muy samuráis, si se quiere, son todos deudores de la sensación de compasión…y es que, si se analiza claramente, todo lo visto por el Shakyamui antes, cuando era apenas un incipiente alma en vías de la iluminación, en todo ello está presente las tinieblas del error, de la tragedia, del profundo caos que gobierna el mundo. Decir “todas las cosas están bien” no significa que porten la luz de la inefable paz del Nirvana, del vacío. No: todo ello hiede a carroña, a putrefacción, a una enfermedad que mina y nos postra al suelo. Recordemos que la ecuación es muy sencilla: Dolor menos deseo igual a perfecta paz. Ingrediente sine qua non del deseo, es la ansiedad por ver que las cosas terminan, que no pueden ser de otra forma. La paz del vacío es: todo ello, aunque está allá, aunque posee un orden en sí mismo válido, no es más que un dolor, que la vida es un dolor, todos los frutos que llevan el sello de lo vivo, es un dolor. En la nada por lo menos dormimos (recordemos que a la nada la hemos identificado con la muerte). Es mejor estar muerto que vivo, pues en la luz ilusoria de la vida alimentamos sueños hacia un futuro que no existe, por eso creamos vidas en el más allá, concebimos religiones que nos prometen una vida eterna, un lugar en donde caminaremos y correremos libres en campos dorados… ¿Qué sé yo? Pero pues sabemos que ese es el fruto favorito del deseo, de las ansias por vivir, por perpetuarse y ser libre.





Se me ocurre una ilustración para lo que acabo de decir. Imagínense un matrimonio que se ha tenido que divorciar por razones inincumbibles… (no sé si existe ese término)…por razones que no nos importan…bueno, resulta que tienen un niño de apenas…¿qué se yo?... de seis años, por ejemplo, y el niño ha tenido que sufrir esta separación aunque no ha visto ni oído nada sobre peleas, discusiones, etc. Pues resulta que sus padres por el bien del menor han decidido llevar la fiesta en paz. Por razones bastante naturales pero extraordinarias, el niño sabe que sus padres no pueden estar juntos, que están peleados, que no se pueden llevar bien. Aquí no se puede evitar pensar en que el niño se siente culpable pues, increíblemente sabe que él es el lazo que une a dos personas que, incluso, se aborrecen… ¿entienden esto? ¿Entienden el dilema del menor? Es como si se sintiera él mismo una cadena que ata a dos almas que no quieren ni verse. Esta condición, este lazo, es como una especie de máquina de tortura, y no puede el niño dejar de saberse ese verdugo, ese inquisidor; preferiría no ser, no haber nacido, pues una pareja de seres que conciben a un tercero es porque se aman y que uno nace cubierto por esa aura de amor…pero resulta que estos dos, no se aman y que, incluso nunca se amaron. ¿Les parezco que exagero? No, no me parece a mí. Pues fíjense, que se le hace mal a un niño cuando los padres tienen problemas, que no se llevan mal, que ya sea consciente o inconsciente le transmiten al niño ese Karma…Ahora bien, aquí va mi quid…pero se le hace más mal (perdón el horroroso pleonasmo), se le hace un mal superlativo al menor cuando los padres se llevan tan bien que, incluso, conviven como si nada pasara. ¿Cuál es el mensaje que se le transmite al menor? Que sus padres se aman y que…en cualquier momento pueden regresar, puedan ser una pareja, a lo que se era antes, a ser de nuevo una familia junta, cercana con papi y mami amándose profundamente. Pero eso no es así. Simplemente ambos padres han buscado la forma de armonizarse aunque sus almas se encuentren distantes la una de la otra mil años luz. Pero el niño no lo cree así, sino que en su pequeño gigante corazón alberga la esperanza de que su padre regrese a casa y que su mamá no tenga por qué seguir llorando…Nada más de pensar en esto, se me cierra el corazón…





Pues esta ilustración se me hace semejante a lo que sufre el hombre cuando observa al mundo y ve que, aunque la vida es un infierno real; el pasto es verde, el sol y sus flores son amarillas, que el árbol es un titán que nos guarece tanto del frío como del calor, que las estrellas nos guían en la noche oscura, y que el mar surge como un espejo del alma, emparentado con el cielo, embravecido contra todo lo que nos quiere aplastar…Todo esto es bello y terrible, alto…muy alto, como la mirada de un niño sin madre ni padre…Pues bien, todo ello, me parece muy, muy, pero muy infortunado. ¿Les ha parecido así? Decir que la vida no se la siente en su profunda realidad si no es advirtiendo la terrible verdad de su error cósmico, representa decir una profunda verdad. O mejor dicho, ¿del caos que introduce en el universo todo? Si usted piensa que exagero, que no estoy más que haciéndole al teatro, siendo dramático, como se dice, pues entonces usted no tendrá un solaz tan grande como el tamaño de su dolor se lo exige. Más feliz es quien mucho ha sufrido. Y no es que se trate de un dolor exagerado…todo dolor, esto lo he dicho en repetidas ocasiones, es real, y es grande. No ser condolente, es vivir en la falsedad de lo superficial. La vitalidad, la alegría, todo eso pasa…ya saben, al final del camino el joven Gautama vio a un viejo, a un enfermo, a un muerto… ¿se requiere mayor prueba para advertir la falacia de este mundo, su supuesto éxito y gloria? Me parece a mí que es claro el origen del concepto de compasión.





¿Qué hace el Bodhisattva? Convertirse en un promotor. No es más para mí más que eso. Es muy respetable su labor, pero me parece aún más respetable aquél que ha procurado para sí mismo la paz absoluta de verse absorbido por el Nirvana. Hacer proselitismo puede lograr que otros alcancen la iluminación, pero esa forma de sacrificio no tiene cabida en un proceso en la cual el devenir es la esencia de paso de una forma de realidad a otra. Estoy hablando de la metempsicosis, de esto de la transmigración de las almas, en donde las posibilidades de libertad del hombre, por así llamarle, se encuentran reducidas a su nobleza e inteligencia innata. Uno nace con  una fuerza propia, con un carácter que ya está terminado. No hay más. La chispa que de vida en vida, de luz en luz, ha logrado estar cada vez más cerca de la anulación de las encarnaciones, en vano podrá voltear la mirada hacia atrás; por más que quiera sentir nostalgia por las cosas contraviniendo el desapego, no podrá pues es superior a la vida y a todas las cosas que el hombre tiene en buena estima. Estoy diciendo que un alma que ya está cerca del Nirvana, es decir, de romper su cadena de reencarnaciones, no podrá hacer tal, ya que la misma energía que lo compone por una fuerza de gravedad invencible, será alcanzada por una fuerza superior que lo arrastrará a la nirvanización. Con esto no quiero dar a entender que todo ser que está cada vez más cercano a la plenitud termine por alcanzar al Nirvana de manera automática. No.





Se dice que el buda después de morir, tuvo algunas otras reencarnaciones más. Pues esto me parece contradictorio. ¿Alcanzó o no el Nirvana? Si lo alcanzó entonces no tiene por qué reencarnar de nueva cuenta. Y si no lo alcanzó pues, obviamente no es el Buda. Al respecto se dice que Buda es un Bodhisattva pues cada determinado tiempo vuelve a la vida a pregonar las verdades del budismo. Dentro de esta lógica cabe ser el Buda y seguir reencarnando. Estoy hablando, como se pueden dar cuenta, del Dalai Lama, quien cada determinado tiempo es la reencarnación del Buda. Resulta que, si se entiende en los términos de esta noción, pues se pueden sacar más de una conclusión: El Buda no ha alcanzado el Nirvana puesto que de ser así, ya no podría liberarse de la vacuidad. Si ha alcanzado el Nirvana, no podría seguir reencarnando indefinidamente como bodhisttva. Yo pienso, como he dicho antes, que no se tiene porque no alcanzar el Nirvana y seguir con la diseminación de los principios del budismo. De todas maneras me parece que es más coherente con el espíritu del budismo la no reencarnación de Buda y la proyección del Lama como un Bodhisattva más, a la medida de Maitreya, por ejemplo. A mi juicio las reencarnaciones del Buda no existen.





Otro punto en contra de la idea del Buda reencarnado, es el hecho de que generalmente diseminar el budismo lleva consigo hacer una serie de prácticas que terminan por volverse terriblemente vanas.





Las celebraciones de mayo de la iluminación del Shakyamuni, la puya de septiembre, o las colectas Karuna, son una expresión de los adeptos del budismo por obtener presencia en un mundo alejado de la verdad verdadera. ¿O no? Veo también que dado que la realidad es tan nada como lo es el vacío pues es más fácil que lo superficial se  mire a sí misma como tal a diferencia de quien ha pretendido ser no vacío, profundo, denso.





La compasión entonces, es esta forma de promoción del budismo, como una especie de predica, de alzar la voz para convocar a las consciencias. De ninguna manera yo podría decir que la acción del budismo o de la práctica espiritual según los principios dejados por Buda, significa ir en pos de la salvación de los hombres o cosa similar. Insisto en este punto, no hay gente ni mala ni buena, y, aún más profundo, no existen acciones malas o buenas, solamente un principio de retorno y germinación de acciones como si de una manera energética se tratara. Este retorno energético puede ser comprendido de una forma complicada a través de la lucha dinámica de los elementos que componen al mundo, o bien, a la manera de un quehacer que tiene sus propias reglas de expansión…pero bueno ese es otro tema. Lo que sí nos debe quedar claro es que el voto especial del monje que se ocupa en las cosas del mundo no forzosamente está peleado con una renuncia a alcanzar el vacío. Desde luego esto tiene sus incomprensiones. Por ejemplo. Se me podrá argüir que la razón por la cual es imposible ser un iluminado y a la vez un Bodhisattva, es que el iluminado al fundirse en la vacuidad se despersonaliza y esto no puede ser llevado de regreso a la tierra. Esta sería la objeción más grande y digo que tiene parte de cierto. Una de las características del iluminado es su despersonalización total. Cuando nos toque hablar de la transmigración, veremos que en cada ciclo de nacimiento de la energía que compone a los hombres, se presentan despersonalizaciones parciales y que poco a poco tienden a desaparecer al individuo…estoy hablando que dentro de la historia natural y humana, cada vez se tiende a la desaparición de la individualidad desde el punto de vista de lo espiritual. Es decir, al descubrimiento de la unidad del todo. Esto, ya para terminar pronto con este paréntesis, hace que la práctica del budismo esté estrechamente relacionado con el respeto a todas las demás formas de vida. Todos somos energía.





Bueno pues, les decía…que la despersonalización lenta y gradual del practicante del budismo, llega a un punto tal en que es irreconocible cualquier rasgo propio, de algo que nos indique que estamos ante una excepción, algo único e irrepetible, un sujeto personalísimo. Este vaciamiento de la personalidad es lo que funda la suprema virtud del budismo. No sé a ustedes, pero el hecho de desaparecer por completo y a su vez sobrevivir de una forma en la que nuestra razón no alcanza a comprender, significa la más bella forma de un estado de perfecta paz. La condición, el espacio, la dimensión en la cual nuestra totalidad abarca lo todo y viceversa, consiste en esto precisamente, en desaparecer, en dejar el egoísmo a un lado, el de ocuparse en un todo presente que no puede cambiar y que solo lo intentamos cambiar a la medida de nuestro ímpetu por sobresalir. Aspirar a la santidad, al heroísmo, a la sabiduría, se torna ridículo si lo comparamos con la aspiración a fundirse en un todo, a desaparecer.





En este sentido me da risa como cierta denominación religiosa del cristianismo al cual no le conviene creer en el concepto de infierno, invente que a los malos Dios los elimine. Estas religiones no se percatan aún de la coherencia absolutamente moral que significa aceptar que un mundo intrínsecamente equivocado tenga que ser eliminado por completo. El mal del hombre y de toda la naturaleza está en sí misma, su presencia, su ser es un error. ¿Qué se hace en estos casos? Arrancar el problema de raíz. Luego, alcanzar el Nirvana no es más que aceptar que no somos, que nunca hemos existido, que no hemos sido más que el despliegue de una gran farsa.











Pues me parece que esto es una muestra de gran desapego, de una acción superlativa, esto de, no de purificarse, como si pudiésemos contrastar lo malo de una parte de nuestro ser, sino de eliminarse a sí mismo de forma voluntaria. Esto significaría que aún queda algo bueno. Para el budismo, al no existir ni buena ni malo, solamente nos queda la pura individualidad la que, por supuesto, no es más que una mentira. Una parodia de ser. Una alucinación recalcitrante. Un espacio vacío. Somos nuestra propia confusión. El budismo, según lo que he explicado es la liberación o una ayuda para liberarse de sí mismo.





Quiero hacer mucho hincapié en el hecho de que la compasión es la entrada al reconocimiento de la necesidad de despojarnos de nosotros mismos, es decir, de reconocer que no somos nada. Si somos pura ilusión la sabiduría elemental habrá que hacerla consistir en aceptar que tarde o temprano dejaremos de existir. Esto ya lo había dicho en otro lugar…no sé ustedes pero la grandeza, lo más grande, eso que no es ese, ni quien, sino algo…eso que nos va poco a poco engullendo hasta llegar al fondo de sí mismo en donde estalla y es borrado, todo ello representa la superioridad contra la muerte y la perfecta presencia de lo vacío. Pasará todo lo que es nuestra vida, esto que soy yo, con todo y su miedo a la muerte…consciente de la majestuosidad del universo, sus estrellas, sus galaxias…de repente nuestra consciencia se apagará ante el supremo hecho de que no somos más que puro polvo…lo veo claramente, no se trata de ninguna fe, es claro que así será, que nos diluiremos en ese mar sereno y que alcanzaremos la perfecta paz.





Bueno, pues para terminar con este punto, me gustaría que me hicieran preguntas respecto de esto que acabamos de comprender.





Bueno…¿nadie?...Eso quiere decir o que lo entendieron muy bien o que no entendieron nada…Supongo que al fin y al cabo es lo mismo…Bueno, felices tardes y hasta luego.



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